Capitulo Dos Blood Of Olympus
Capitulo II
Jason
Naturalmente, la situación estaba peor de lo que Jason esperaba.
No hubiera sido divertido de otra manera.
Mirando a traves de unos arbustos de olivo en la cima de la montaña, él vio lo que parecía una fiesta de fraternidad zombie fuera de control.
Las ruinas por si mismas no eran tan impresionantes: unas cuantas paredes de piedra, una plaza central llena de hiedras, y una escalera sin terminar tallada en la roca. Algunas tablas cubrían un agujero y andamios de metal soportaban un arco a punto de colapsar.
Pero sobrepuesto a las ruinas estaba otra capa de realidad -- una imagen espectral del palacio, como debio de verse en sus buenos días. Muros de estuco blanco se alineaban con balcones a tres pisos de altura. Porticos con columnas miraban hacia el atrio central, que contaba con una fuente enorme y braseros de bronce. En una docena de mesas para banquete, los zombies reían y comian mientras se empujaban.
Jason había esperado cerca de cien espiritus, pero el doble de ese número se encontraba alli, correteando meseras fantasma, rompiendo copas y platos; basicamente una fiesta alocada.
Muchos de ellos se veían como los Lares del Campamento Júpiter -- fantasmas purpuras con tunicas y sandalias. Algunos de ellos tenían cuerpos en descomposición con la piel gris, unos cuantos mechones de pelo, y feas cortadas. Otros se veían como mortales regulares -- algunos en togas, otros en trajes de negocios modernos o en uniformes militares, Jason incluso llego a ver a un chico que estaba con la camisa morada del Campamento Jupiter y su armadura de legionario romano.
En el centro del atrio, un zombie de piel gris con una túnica griega harapienta se movía por la multitud, cargando en sus manos un busto de marmól sobre su cabeza como si fuera un trofeo deportivo. Los otros fantasmas coreaban y le daban palmadas en la espalda. Mientras la criatura se iba acercando, Jason noto que tenía una flecha en la garganta, con las plumas saliendo de su manzana de Adán. Pero había algo más extraño: el busto que cargaba... ¿acaso era de Zeus?
Era dificil estar seguro. Muchas de las estatuas griegas de los dioses se veían similares. Pero la cara barbuda y brillante le recordo a Jason del Zeus hippie gigante que estaba en la Cabina Uno en el Campamento Mestizo.
"¡Nuestra siguiente ofrenda!" grito el zombie, su voz ronca por la flecha en su garganta. "¡Alimentaremos a la Madre Tierra!"
Los fiesteros gritaron y azotaron sus copas. El zombie camino hacia la fuente central. La multitud se abrio, y Jason se dio cuenta que la fuente tenía arena en lugar de agua. Desde el pedestal de un metro, un geiser de arena salia disparado hacia arriba, cayendo en forma de sombrilla con particulas claras antes de regresar a la vasija central.
El zombie inclino el busto de marmól dentro de la fuente. En el momento en que la cabeza de Zeus toco la cortina de arena, el mármol se desintegro como si fuera una trituradora. La arena brillo dorada, como el color del icor -- la sangre divina. Luego toda la montaña retumbo con un BOOM amortiguado, como si eructara despues de una comida.
Los fiesteros muertos rugieron en aprobación.
"¿Hay más estatuas?" él zombie grito a la audiencia. "¿No? !Entonces tendremos que esperar a sacrificar a los dioses de verdad!"
Sus camaradas rieron y aplaudieron mientras el zombie se encaminaba a la mesa más cercana.
Jason apreto su bastón para caminar. "Ese tipo acaba de desintegrar a mi papá. ¿Quien se cree que es?"
"Supongo que se trata de Antínoo" dijo Annabeth, "uno de los pretendientes principales. Si no mal recuerdo, fue Odiseo quien le disparo esa flecha por la garganta."
Piper hizo una mueca de dolor. "Esperarias que eso dejara muerto al tipo. ¿Quienes son los demás? ¿Porque hay tantos aquí?"
"No tengo idea," Annabeth le dijo. "Nuevos reclutas para Gea, creo. Algunos debieron de regresar a la vida antes de que cerraramos las Puertas de la Muerte. Otros son solo espiritus."
"Algunos son zombies o necrófagos," Jason dijo. "Los que tienen las heridas abiertas y la piel gris, como Antínoo ... he luchado con los de su clase antes."
Piper toco su pluma azul de arpía. "¿Pueden ser matados?"
Jason recordo una misión que tuvo del Campamento Jupiter en San Bernardino. "No facilmente. Son fuertes y rápidos e inteligentes. Además comen carne humana."
"Fantastico," Annabeth murmuro. "No veo otra opcion que apegarse al plan. Nos separamos, infiltramos, obtenemos la información de porque estan aquí. Si las cosas se ponen feas --"
"Usamos el plan B," Piper dijo.
Jason odiaba ese plan.
Antes de dejar el barco, Leo les dio a cada uno una bengala de emergencia de tamaño de una vela de cumpleaños. Supuestamente, si se lanzaban en el aire, lanzaría un flash de fosforo blanco, alertando al Argo II de que el equipo estaba en problemas. Para ese momento, Jason y las chicas tendrían unos pocos segundos para protegerse antes de las catapultas del barco dispararan a su posición, llenado el palacio de fuego griego y metralla de Bronce Celestial.
No era el plan más seguro, pero al menos Jason tenía la satisfaccion de saber que podía solicitar un ataque aereo sobre esa multitud de tipos muertos si las cosas estaban dificiles.Claro esta, asumiendo que él y sus amigas pudieran escapar antes. Y tambien pensando que las velas de Leo no llegaran a dispararse por accidente -- las invenciones de Leo hacia eso a menudo -- en cuyo caso el clima se volvería mucho más caluroso, con un noventa por ciento de probabilidad de fuego apocaliptico.
"Tengan cuidado alla abajo," les dijo a Piper y Annabeth.
Piper se escabullo por la parte izquierda del risco. Annabeth se fue por la derecha. Jason se levanto con su bastón y camino hacia las ruinas.
Recordo la ultimas vez que estuvo rodeado de espiritus malvados, en la Casa de Hades. Si no hubiera sido por Frank Zhang o Nico di Angelo ...
Dioses ... Nico.
En los ultimos días, cada vez que Jason sacrificaba una porcion de su comida a Júpiter, rezaba para que su papá ayudara a Nico. El chico había pasado por tantas cosas, pero aún así se ofrecio para el trabajo más dificil: trasportar la Atenea Parthenos al Campamento Mestizo. Si no tenía exito, los semidioses Romanos y Griegos se masacrarían unos a otros. Entonces, sin importar lo que sucediera en Grecia, el Argo II no tendría hogar al cual regresar.
Jason atraveso la entrada del palacio fantasmal. Se dio cuenta justo a tiempo que una seccion de mosaicos enfrente de él era solo una ilusion que cubría un agujero de cerca de tres metros. Se hizo a un lado y continuo su camino hacia la plaza.
Los dos niveles de realidad le recordaron la fortaleza de los Titanes en el Monte Othrys un desorientante laberinto de muros de marmól negro que se disolvían en sombras para luego solidificarse. Al menos durante esa lucha, Jason había tenido a cien legionarios a su lado. Ahora todo lo que tenía era un cuerpo de hombre viejo, un bastón y dos amigas con vestidos griegos.
En el centro del atrio, un zombie de piel gris con una túnica griega harapienta se movía por la multitud, cargando en sus manos un busto de marmól sobre su cabeza como si fuera un trofeo deportivo. Los otros fantasmas coreaban y le daban palmadas en la espalda. Mientras la criatura se iba acercando, Jason noto que tenía una flecha en la garganta, con las plumas saliendo de su manzana de Adán. Pero había algo más extraño: el busto que cargaba... ¿acaso era de Zeus?
Era dificil estar seguro. Muchas de las estatuas griegas de los dioses se veían similares. Pero la cara barbuda y brillante le recordo a Jason del Zeus hippie gigante que estaba en la Cabina Uno en el Campamento Mestizo.
"¡Nuestra siguiente ofrenda!" grito el zombie, su voz ronca por la flecha en su garganta. "¡Alimentaremos a la Madre Tierra!"
Los fiesteros gritaron y azotaron sus copas. El zombie camino hacia la fuente central. La multitud se abrio, y Jason se dio cuenta que la fuente tenía arena en lugar de agua. Desde el pedestal de un metro, un geiser de arena salia disparado hacia arriba, cayendo en forma de sombrilla con particulas claras antes de regresar a la vasija central.
El zombie inclino el busto de marmól dentro de la fuente. En el momento en que la cabeza de Zeus toco la cortina de arena, el mármol se desintegro como si fuera una trituradora. La arena brillo dorada, como el color del icor -- la sangre divina. Luego toda la montaña retumbo con un BOOM amortiguado, como si eructara despues de una comida.
Los fiesteros muertos rugieron en aprobación.
"¿Hay más estatuas?" él zombie grito a la audiencia. "¿No? !Entonces tendremos que esperar a sacrificar a los dioses de verdad!"
Sus camaradas rieron y aplaudieron mientras el zombie se encaminaba a la mesa más cercana.
Jason apreto su bastón para caminar. "Ese tipo acaba de desintegrar a mi papá. ¿Quien se cree que es?"
"Supongo que se trata de Antínoo" dijo Annabeth, "uno de los pretendientes principales. Si no mal recuerdo, fue Odiseo quien le disparo esa flecha por la garganta."
Piper hizo una mueca de dolor. "Esperarias que eso dejara muerto al tipo. ¿Quienes son los demás? ¿Porque hay tantos aquí?"
"No tengo idea," Annabeth le dijo. "Nuevos reclutas para Gea, creo. Algunos debieron de regresar a la vida antes de que cerraramos las Puertas de la Muerte. Otros son solo espiritus."
"Algunos son zombies o necrófagos," Jason dijo. "Los que tienen las heridas abiertas y la piel gris, como Antínoo ... he luchado con los de su clase antes."
Piper toco su pluma azul de arpía. "¿Pueden ser matados?"
Jason recordo una misión que tuvo del Campamento Jupiter en San Bernardino. "No facilmente. Son fuertes y rápidos e inteligentes. Además comen carne humana."
"Fantastico," Annabeth murmuro. "No veo otra opcion que apegarse al plan. Nos separamos, infiltramos, obtenemos la información de porque estan aquí. Si las cosas se ponen feas --"
"Usamos el plan B," Piper dijo.
Jason odiaba ese plan.
Antes de dejar el barco, Leo les dio a cada uno una bengala de emergencia de tamaño de una vela de cumpleaños. Supuestamente, si se lanzaban en el aire, lanzaría un flash de fosforo blanco, alertando al Argo II de que el equipo estaba en problemas. Para ese momento, Jason y las chicas tendrían unos pocos segundos para protegerse antes de las catapultas del barco dispararan a su posición, llenado el palacio de fuego griego y metralla de Bronce Celestial.
No era el plan más seguro, pero al menos Jason tenía la satisfaccion de saber que podía solicitar un ataque aereo sobre esa multitud de tipos muertos si las cosas estaban dificiles.Claro esta, asumiendo que él y sus amigas pudieran escapar antes. Y tambien pensando que las velas de Leo no llegaran a dispararse por accidente -- las invenciones de Leo hacia eso a menudo -- en cuyo caso el clima se volvería mucho más caluroso, con un noventa por ciento de probabilidad de fuego apocaliptico.
"Tengan cuidado alla abajo," les dijo a Piper y Annabeth.
Piper se escabullo por la parte izquierda del risco. Annabeth se fue por la derecha. Jason se levanto con su bastón y camino hacia las ruinas.
Recordo la ultimas vez que estuvo rodeado de espiritus malvados, en la Casa de Hades. Si no hubiera sido por Frank Zhang o Nico di Angelo ...
Dioses ... Nico.
En los ultimos días, cada vez que Jason sacrificaba una porcion de su comida a Júpiter, rezaba para que su papá ayudara a Nico. El chico había pasado por tantas cosas, pero aún así se ofrecio para el trabajo más dificil: trasportar la Atenea Parthenos al Campamento Mestizo. Si no tenía exito, los semidioses Romanos y Griegos se masacrarían unos a otros. Entonces, sin importar lo que sucediera en Grecia, el Argo II no tendría hogar al cual regresar.
Jason atraveso la entrada del palacio fantasmal. Se dio cuenta justo a tiempo que una seccion de mosaicos enfrente de él era solo una ilusion que cubría un agujero de cerca de tres metros. Se hizo a un lado y continuo su camino hacia la plaza.
Los dos niveles de realidad le recordaron la fortaleza de los Titanes en el Monte Othrys un desorientante laberinto de muros de marmól negro que se disolvían en sombras para luego solidificarse. Al menos durante esa lucha, Jason había tenido a cien legionarios a su lado. Ahora todo lo que tenía era un cuerpo de hombre viejo, un bastón y dos amigas con vestidos griegos.
A doce metros enfrente de él, Piper se movia a través de la multitud, sonriendo y llenando copas de vino para los pretendientes fantasma. Si ella tenía miedo, no lo mostraba. Hasta el momento los fantasmas no le estaban prestando atención. La magia de Hazel debía estar trabajando bien.
A su derecha, Annabeth recogia los calices y platos vacios. No estaba sonriendo.
Jason recordó la platica que tuvo con Percy antes de bajar del barco.
Percy estaba en la cubierta para vigilar las amenazas que hubiera en el mar, pero no le había parecido la idea de que Annabeth fuera a la expedición sin él – especialmente se debía a que era la primera vez que estarían separados desde el Tártaro.
Llevo a Jason a un lado del barco. “Mira hombre…. Annabeth me mataría si le digo que necesita a alguien que la proteja”
Jason río “Claro que lo haría”
“Pero porfavor cuidala, ¿Okay?”
Jason apretó el hombro de su amigo. “Me asegurare de que regrese a salvo”
Ahora Jason se preguntaba si era posible mantener esa promesa.
Llego a la orilla de la multitud.
Una voz rasposa chillo “¡IRO!” (Nota del traductor: Era el mensajero de los pretendientes. Su nombre real es Arneo, Iro es su apodo; como la diosa Iris.)
Antínoo, el zombie con la flecha en la garganta, lo estaba mirando fijamente. “¿Eres tu, viejo mendigo?”
La magia de Hazel había obrado bien. Aire frío vibraba alrededor del rostro de Jason, la Niebla cambiando sus facciones, mostrando a los pretendientes lo que ellos esperaban ver.
“Ese soy yo” Jason dijo “¡Iro!”
Una docena de fantasmas se acercaron. Algunos gruñeron y tomaron la empuñadura de sus espadas purpuras brillantes. Demasiado tarde, Jason pensó si acaso Iro era un enemigo, pero ya había aceptado el papel.
Se tambaleo hacia delante, poniendo la mejor cara de viejo gruñon. “Creo que llegue un poco tarde a la fiesta. Espero que me hayan guardado un plato.”
Uno de los fantasmas dijo con desprecio. “Viejo mendigo desagradecido. ¿Quieres que lo maté, Antínoo?”
Los musculos del cuello de Jason se tensaron.
Antínoo se quedo pensando por tres segundos, luego rio. “Estoy de buen humor hoy. Ven, Iro, siéntate en mi mesa”.
Jason no tenía otra opción. Se sento al lado de Antínoo mientras más fantasmas se acercaban al amesa, esperando que ocurriera una lucha de vencidas. (Nota del traductor: tiene otros nombres dependiendo del país; se le conoce también como: fuercitas, pulseada o gallitos)
De cerca los ojos de Antínoo eran de un amarillo solido. Sus labios delgados apenas cubrían unos colmillos lobunos. A primera vista, Jason pensó que el cabello rizado del zombie se estaba desintegrando. Ahora notaba que un hilillo de tierra serpenteaba por la cabeza de Antínoo, cayendo sobre sus hombros. Plastas de lodo llenaban las viejas heridas de espada en la piel gris del zombie. Más tierra salía del agujero donde estaba clavada la flecha en su garganta.
El poder de Gea, Jason pensó. La tierra esta manteniendo a una pieza a este tipo.
Antínoo trajo una copa dorada y una bandeja de comida a través de la mesa. “No esperaba verte aquí, Iro. Pero supongo que incluso un mendigo quiere venganza. Bebe. Come.”
Un liquido rojo espeso flotaba en el cáliz. En el plato estaba un trozo de carne misteriosa.
El estomago de Jason se quejo. Incluso si esta comida no lo mataba, su novia vegetariana no lo besaría por un mes.
Recordo lo que le había dicho Notus, el Viento del Sur: Un viento sin rumbo no sirve a nadie.
Toda la carrera de Jason en el Campamento Júpiter se había construido en base a cuidadosas decisiones. El mediaba entre los semidioses, escuchaba todos los puntos de vista de un argumento, buscaba alianzas. Incluso cuando fue en contra de las tradiciones romanas, pensó antes de actuar. No era impulsivo.
Notus le había advertido que esa actitud lo mataría. Jaso tenía que dejar de pensar tanto y tomar lo que quería.
Si era un mendigo desgraciado, tenía que actuar como uno.
Arranco un pedazo de carne con sus manos y se lo metio a la boca. Tragó un poco del liquido rojo, que tenía un sabor como vino aguado; mejor que el de la sangre o algún veneno. Jason lucho para no vomitar, pero no colapso o exploto.
“¡Rico!” Se limpio la boca. “Ahora dime que hacen en esta … ¿Cómo la llamaste? ¿Venganza? ¿Dónde firmo para eso?”
Los fantasmas se rieron. Uno empujo el hombro de Jason, el cual se alarmo al darse cuenta de que podía sentirlo.
En el Campamento Júpiter, los Lares no tenían una consistencia sólida. Aparentemente estos espiritus si – lo cual significaba que sus enemigos podían golpearlo, atacarlo o decapitarlo.
Antínoo se inclino hacia delante. “Cuentame Iro, ¿Cuál es tu oferta? Ya no necesitamos que lleves mensajes como en los viejos tiempos. Tampoco eres un guerrero. Si mal no recuerdo, Odiseo quebró tu mandibula y te lanzo con los puercos.”
Las neuronas de Jason se dispararon. Iro…. El viejo que llevaba mensajes entre los pretendientes por un poco de comida. Iro había sido como su mascota sin hogar. Cuando Odiseo regreso a casa, disfrazado de mendigo, Iro pensó que alguien más estaba atacando su territorio. Los dos comenzaron a discutir…
“Hiciste que Iro –“ Jason se detuvo “Hiciste que yo luchara con Odiseo. Apostaste monedas en ello. Incluso cuando Odiseo se quito la camisa y viste lo musculoso que era … me obligaste a pelear con él. ¡No te importaba si vivía o moría!”
Antínoo siguió hablando. “Es un semidios romano. Perdio el águila de la legión en …¿Alaska, si no me equivoco? No importa. Gea le dejo regresar para que se diera una vuelta. Insiste que tiene algunos asuntos que resolver con el Campamento Jupiter. Pero tu Iro – no has respondido a mi pregunta. ¿Por qué es que debemos aceptarte entre nosotros?”
Los ojos muertos de Varus pusieron a temblar a Jason. Podia sentir la Niebla diluyéndose alrededor de él, reaccionando a su nerviosismo.
De repente Annabeth apareció junto al hombro de Antínoo. “¿Más vino, mi señor? ¡Oops!”
Derramo el contenido de su vasija plateada sobre el cuello de Antínoo.
“¡Gahh!” El zombie arqueo la espalda. “¡Estupida jovencita! ¿Quién te dejo regresar del Tartaro?”
“Un Titan, mi señor” Annabeth bajo la cabeza. “¿Quiere que le traiga una toalla? Su flecha esta goteando.”
“¡Vete de aquí!”
Annabeth cruzo la mirada con Jason –con un mensaje silencioso de apoyo –para luego desaparecer en la multitud.
El zombie se limpio, dándole una oportunidad a Jason de pensar un poco.
Él era Iro, el mensajero de los pretendientes. ¿Por qué estaría allí? ¿Qué razón tendrían de aceptarlo?
Antínoo mostro los colmillos. “Claro que no me importaba. ¡Sigue sin importarme! Pero ahora estas aquí, por lo que Gea debe haber tenido una razón para permitirte regresar al mundo mortal. Cuentame, ¿porque eres digno de compartir nuestro botin? “
“¿De que botín te refieres?”
Antínoo estiro los brazos. “Todo el mundo, mi amigo. La primera vez que nos encontramos, veníamos por las tierras de Odiseo, su dinero y su mujer”
“¡Especialmente su mujer!” Un fantasma calvo con ropas rotas le pego en el pecho a Jason con el codo. “Esa Penelope si que era una dulzura a la vista”
Jason cruzo la mirada con Piper, que servía las copas en la mesa de al lado. Ella discretamente puso un dedo dentro de su boca, como provocandose el vómito, para luego seguir charlando con los tipos muertos.
Antínoo se quejo. “Eurímaco, cobarde llorón. Nunca tuviste oportunidad con Penelope. Recuerdo que estabas balbuceando y suplicando por tu vida a Odiseo, diciendo que todo era mi culpa. “
“Y mira para que me sirvio” Eurímaco levanto su descolorida camisa, revelando un agujero de tres centímetros en el centro de su pecho fantasmal. “Odiseo me disparo en el corazón, ¡solo porque quería casarme con su esposa!”
“De todos modos….” Antínoo se giro hacia Jason. “Estamos aquí por un premio más grande. Una vez que Gea destruya a los dioses, nos dividiremos lo que quede del mundo mortal”
“¡Pido Londres!” grito un fantasma de una mesa cercana.
“¡Montreal!” grito otro.
“¡Duluth!” grito un tercero, lo cual hizo que todos se quedaran en silencio y le dieran miradas confundidas. (Nota del traductor: Duluth es una ciudad en Minnesota, al norte de EUA.)
La carne y el vino se sentian como plomo en el estomago de Jason. "¿Que ocurre con los otros... invitados? Conte cerca de doscientos. La mitad son nuevos para mi."
Los ojos amarillos de Antínoo brillaron. "Todos buscan favores de Gea. Todos tienen rencillas o venganzas contra los dioses o sus heroes mascotas. Ese inutil es Hipias, tirano de Grecia. Fue quitado del poder y se unio a los Persas para atacar a sus propios hombres. Nada de valores. Haría lo que fuera por poder. "
"¡Gracias!" contesto Hipias.
"Ese barbaro con la pata de pavo en la boca," Antínoo continuo, "se trata de Asdrúbal de Cartagena. Tuvo ciertos problemas con Roma"
"Mhhmm," dijo el cartaginés.
"Y Michael Varus -"
Jason se atraganto. "¿Quien?"
Cerca de la fuente de arena, un tipo de cabello oscuro con camisa morada y armadura de legionario se giro para verlos de frente. Sus bordes se veían borrosos, hechos de humo; por lo que Jason adivino que era alguna forma de espíritu, pero el tatuaje de la legión en su brazo se veía claramente: las letras SPQR, los dos rostros del dios Jano y las seis marcas por lo años de servicio. Es su coraza colgaba una medalla de praetor y el emblema de la Quinta Cohorte.
Jason nunca había conocido a Michael Varus, El infame praetor había muerto cerca de 1980. De igual manera, un escalofrio recorrio la piel de Jason cuando miro a los ojos a Varus. Esos ojos hundidos parecían atravesar el disfraz de Jason.
La carne y el vino se sentian como plomo en el estomago de Jason. "¿Que ocurre con los otros... invitados? Conte cerca de doscientos. La mitad son nuevos para mi."
Los ojos amarillos de Antínoo brillaron. "Todos buscan favores de Gea. Todos tienen rencillas o venganzas contra los dioses o sus heroes mascotas. Ese inutil es Hipias, tirano de Grecia. Fue quitado del poder y se unio a los Persas para atacar a sus propios hombres. Nada de valores. Haría lo que fuera por poder. "
"¡Gracias!" contesto Hipias.
"Ese barbaro con la pata de pavo en la boca," Antínoo continuo, "se trata de Asdrúbal de Cartagena. Tuvo ciertos problemas con Roma"
"Mhhmm," dijo el cartaginés.
"Y Michael Varus -"
Jason se atraganto. "¿Quien?"
Cerca de la fuente de arena, un tipo de cabello oscuro con camisa morada y armadura de legionario se giro para verlos de frente. Sus bordes se veían borrosos, hechos de humo; por lo que Jason adivino que era alguna forma de espíritu, pero el tatuaje de la legión en su brazo se veía claramente: las letras SPQR, los dos rostros del dios Jano y las seis marcas por lo años de servicio. Es su coraza colgaba una medalla de praetor y el emblema de la Quinta Cohorte.
Jason nunca había conocido a Michael Varus, El infame praetor había muerto cerca de 1980. De igual manera, un escalofrio recorrio la piel de Jason cuando miro a los ojos a Varus. Esos ojos hundidos parecían atravesar el disfraz de Jason.
Antínoo siguió hablando. “Es un semidios romano. Perdio el águila de la legión en …¿Alaska, si no me equivoco? No importa. Gea le dejo regresar para que se diera una vuelta. Insiste que tiene algunos asuntos que resolver con el Campamento Jupiter. Pero tu Iro – no has respondido a mi pregunta. ¿Por qué es que debemos aceptarte entre nosotros?”
Los ojos muertos de Varus pusieron a temblar a Jason. Podia sentir la Niebla diluyéndose alrededor de él, reaccionando a su nerviosismo.
De repente Annabeth apareció junto al hombro de Antínoo. “¿Más vino, mi señor? ¡Oops!”
Derramo el contenido de su vasija plateada sobre el cuello de Antínoo.
“¡Gahh!” El zombie arqueo la espalda. “¡Estupida jovencita! ¿Quién te dejo regresar del Tartaro?”
“Un Titan, mi señor” Annabeth bajo la cabeza. “¿Quiere que le traiga una toalla? Su flecha esta goteando.”
“¡Vete de aquí!”
Annabeth cruzo la mirada con Jason –con un mensaje silencioso de apoyo –para luego desaparecer en la multitud.
El zombie se limpio, dándole una oportunidad a Jason de pensar un poco.
Él era Iro, el mensajero de los pretendientes. ¿Por qué estaría allí? ¿Qué razón tendrían de aceptarlo?
Tomo el cuchillo para carne más cercano y lo clavo en la mesa, haciendo que todos los fantasmas saltaran del susto.
“¿Por qué deberían aceptarme?” Jason gruño. “Porque sigo cargando con mensajes, estúpidos. ¡Acabo de regresar de la Casa de Hades para ver lo que estaban tramando aquí¡”
La ultima parte era verdad, e hizo que Antínoo dudara. El zombie se le quedo viendo, con el vino goteando de su flecha clavada en la garganta. “¿Piensas que creamos que Gea te envio – un mendigo – para que nos vigilaras?”
Jason río. “¡Fui de los últimos en salir de Epiro antes de que las Puertas de la Muerte! Vi la cámara donde Clitio estuvo de guardia bajo un domo de tumbas. ¡Camine en los suelos de huesos y joyas del Necromanteion!”
Eso también era cierto. En las mesas, los fantasmas susurraban y se movían nerviosos.
“Entonces, Antínoo…” Jason señalo al zombie con un dedo. “Tal vez eres tú el que debería explicarme porque te crees digno de los favores de Gea. Todo lo que veo aquí es un grupo de flojos y quejumbrosos tipos muertos disfrutando de la vida sin ayudar en la guerra. ¿Qué crees que le voy a decir a la Madre Tierra?”
En el rabillo del ojo, Jason vio a Piper sonreir por un momento. Luego siguió atendiendo a un griego purpura brillante que le estaba pidiendo que se sentara en sus piernas.
Antínoo envolvió su mano alrededor del mango del cuchillo de carne que estaba clavado en la mesa. Lo saco de un solo tirón y estudio la hoja. “Si vienes por encargo de Gea, sabrías que estamos cumpliendo ordenes. Porfirión lo decreto.” Antínoo paso la hoja por su mano. En lugar de sangre, fue tierra seca lo que salio de la herida. “¿Conoces a Porfirión, verdad?”
Jason lucho para controlar sus nauseas. Claro que recordaba a Porfirion, después de su batalla en la Casa del Lobo. “El rey de los gigantes –piel verdosa, ojos blancos, doce metros de alto, cabello decorado con armas. Claro que lo conozco. Es mucho más impresionante que tu.”
Decidio no mencionar que la ultima vez que vio al rey gigante, Jason había destruido su cabeza con un rayo.
Por primera vez Antínoo se quedo sin palabras, pero su amigo fantasma Eurímaco puso un brazo en los hombros de Jason.
La ultima parte era verdad, e hizo que Antínoo dudara. El zombie se le quedo viendo, con el vino goteando de su flecha clavada en la garganta. “¿Piensas que creamos que Gea te envio – un mendigo – para que nos vigilaras?”
Jason río. “¡Fui de los últimos en salir de Epiro antes de que las Puertas de la Muerte! Vi la cámara donde Clitio estuvo de guardia bajo un domo de tumbas. ¡Camine en los suelos de huesos y joyas del Necromanteion!”
Eso también era cierto. En las mesas, los fantasmas susurraban y se movían nerviosos.
“Entonces, Antínoo…” Jason señalo al zombie con un dedo. “Tal vez eres tú el que debería explicarme porque te crees digno de los favores de Gea. Todo lo que veo aquí es un grupo de flojos y quejumbrosos tipos muertos disfrutando de la vida sin ayudar en la guerra. ¿Qué crees que le voy a decir a la Madre Tierra?”
En el rabillo del ojo, Jason vio a Piper sonreir por un momento. Luego siguió atendiendo a un griego purpura brillante que le estaba pidiendo que se sentara en sus piernas.
Antínoo envolvió su mano alrededor del mango del cuchillo de carne que estaba clavado en la mesa. Lo saco de un solo tirón y estudio la hoja. “Si vienes por encargo de Gea, sabrías que estamos cumpliendo ordenes. Porfirión lo decreto.” Antínoo paso la hoja por su mano. En lugar de sangre, fue tierra seca lo que salio de la herida. “¿Conoces a Porfirión, verdad?”
Jason lucho para controlar sus nauseas. Claro que recordaba a Porfirion, después de su batalla en la Casa del Lobo. “El rey de los gigantes –piel verdosa, ojos blancos, doce metros de alto, cabello decorado con armas. Claro que lo conozco. Es mucho más impresionante que tu.”
Decidio no mencionar que la ultima vez que vio al rey gigante, Jason había destruido su cabeza con un rayo.
Por primera vez Antínoo se quedo sin palabras, pero su amigo fantasma Eurímaco puso un brazo en los hombros de Jason.
“Claro que si, mi amigo.” Eurímaco apestaba a vino rancio y cables eléctricos quemados. Su toque fantasmal hizo que Jason temblara. “No es que desconfiáramos de tus referencias. Solo que, bueno, si hablaste con Porfirion en Atenas, sabrías porque estamos aquí. Te aseguro, ¡estamos cumpliendo las ordenes que nos dieron!”
Jason trato de ocultar su sorpresa. Porfirion en Atenas
Gea había prometido que arrancaría a los dioses de sus raíces. Quirón, el mentor de Jason en el Campamento Mestizo, había asumido que los gigantes tratarían de despertar a la diosa de la tierra en el Monte Olimpo original. Pero ahora…
“La Acropolis,” Jason dijo. “Es el templo más antiguo de los dioses, en el centro de Atenas. Es allí donde Gea se levantara.”
“¡Claro que si!” Eurímaco se carcajeo. La herida en el pecho hizo “pop” como del espiráculo de un delfín. “Ademas, para que esos molestos semidioses lleguen allí tendrán que viajar por mar. Saben que es muy peligroso volar sobre la tierra.”
“Lo que significa que tendrán que pasar por esta isla” Jason concluyo.
Eurímaco movio la cabeza aprobando la idea. Quito su mano de los hombros de Jason y metio un dedo en su caliz de vino. “En ese momento, tendrán que tomar una decisión, eh”
En la mesa, trazo la costa, con el vino rojo brillando de manera sobrenatural en la madera. Dibujo Grecia como un reloj de arena torcido –un gran trozo de tierra para la parte norte, otro más debajo de él, casi tan largo – conocido como el Peloponeso. Entre los dos estaba dividiéndolos una delgada franja de mar –el Estrecho de Corintio.
Jason apenas necesito el dibujo. Él y los demás habían pasado los últimos días en el mar estudiando mapas.
“La ruta más directa,” Eurímaco continuo, “sería al este de aquí, a través de los Estrechos de Corintio. Pero si intentan esa ruta…”
“Basta”, Antínoo lo detuvo “Tienes la lengua muy suelta”
Gea había prometido que arrancaría a los dioses de sus raíces. Quirón, el mentor de Jason en el Campamento Mestizo, había asumido que los gigantes tratarían de despertar a la diosa de la tierra en el Monte Olimpo original. Pero ahora…
“La Acropolis,” Jason dijo. “Es el templo más antiguo de los dioses, en el centro de Atenas. Es allí donde Gea se levantara.”
“¡Claro que si!” Eurímaco se carcajeo. La herida en el pecho hizo “pop” como del espiráculo de un delfín. “Ademas, para que esos molestos semidioses lleguen allí tendrán que viajar por mar. Saben que es muy peligroso volar sobre la tierra.”
“Lo que significa que tendrán que pasar por esta isla” Jason concluyo.
Eurímaco movio la cabeza aprobando la idea. Quito su mano de los hombros de Jason y metio un dedo en su caliz de vino. “En ese momento, tendrán que tomar una decisión, eh”
En la mesa, trazo la costa, con el vino rojo brillando de manera sobrenatural en la madera. Dibujo Grecia como un reloj de arena torcido –un gran trozo de tierra para la parte norte, otro más debajo de él, casi tan largo – conocido como el Peloponeso. Entre los dos estaba dividiéndolos una delgada franja de mar –el Estrecho de Corintio.
Jason apenas necesito el dibujo. Él y los demás habían pasado los últimos días en el mar estudiando mapas.
“La ruta más directa,” Eurímaco continuo, “sería al este de aquí, a través de los Estrechos de Corintio. Pero si intentan esa ruta…”
“Basta”, Antínoo lo detuvo “Tienes la lengua muy suelta”
El fantasmo lo miro ofendido. “¡No iba a revelarle todo! Solo lo de los ejércitos de Ciclopes que están en ambas orillas. Y los espiritus salvajes de tormenta. Y el monstruo marino Ceto infestando el agua. Y si es que el barco llega tan lejos como Delfos –”
“¡Idiota!” Antínoo cruzo la mesa y atrapo la muñeca de Eurímaco. Una pequeña capa de tierra salio de la mano del zombie, cubriendo el brazo de Eurímaco.
“¡No!” Eurímaco imploro. “Porfavor Yo – yo solo quería”
El fantasma grito cuando la tierra cubrió todo su cuerpo como una concha, que luego se partio, dejando nada más que polvo. Eurímaco había desaparecido.
Antínoo se sento y sacudió las manos para limpiarlas. Los demás pretendientes se quedaron en silencio.
“Lo siento, Iro” El zombie sonrio fríamente. “Todo lo que necesitas saber es esto –el camino a Atenas esta bien resguardado, como lo prometimos. Los semidioses tendrán que arriesgarse por el Estrecho, lo cual sería imposible, o navegar alrededor del Peloponeso, lo cual tampoco es muy seguro.
De todos modos, es poco probable que sobrevivan lo suficiente como para poder tomar la decisión. Una vez que llegue a Itaca, lo sabremos. Los detendremos aquí y Gea vera lo valiosos que somos. Puedes llevar ese mensaje de regreso a Atenas.”
El corazón de Jason martilleaba contra su esternón. Nunca había presenciado la concha de tierra que Antínoo invoco para acabar con Eurímaco. No tenía deseos de investigar si ese poder también afectaba a los semidioses.
Ademas, Antínoo sonaba confiado en que podían detectar al Argo II. La magia de Hazel parecía estar ocultando al barco por ahora, pero no estaba seguro de cuanto duraría.
Jason tenía la información por la que vinieron. Su meta era Atenas. La ruta más segura, o al menos no la ruta imposible, era a través de la costa sur. Hoy era 20 de Julio. Solo contaban con doce días antes de que Gea intentara despertar, en Agosto 1, durante la antigua Fiesta de la Esperanza.
Jason y su amigas deberían se irse mientras tuvieran la oportunidad.
Pero había algo que lo molestaba –una cierta sensación fría de lo que venía, como si no hubiera escuchado las peores noticias.
Eurímaco había mencionado Delfos. Jason tenía la esperanza secreta de visitar el antiguo sitio del Oraculo de Apolo, para poder tener un vistazo de su futuro personal, pero el lugar estaba plagado de monstruos…
Puso a un lado su plato de comida fría. “Suena como si tuvieran todo bajo control. Espero que así sea, Antínoo. Estos semidioses cuentan con recursos. Cerraron las Puertas de la Muerte. No quisiéramos que se te escaparan, obteniendo incluso ayuda en Delfos.”
Antínoo sonrío. “No hay razón para preocuparse. Delfos ya no esta bajo el control de Apolo”
“Ya – ya veo. ¿Y si los semidioses intentan navegar por el Peloponeso?”
“Te preocupas demasiado. Ese viaje nunca será seguro para los semidioses, y además es muy lejos. Cuenta con que la Victoria esta suelta en Olimpia. Mientas sea así, no hay manera de que los semidioses ganen la guerra.”
Jason no entendia a que se referia, pero dejo que continuara. “Muy bien. Le reportare todo esto al Rey Porfirión. Gracias por la, eh, comida”
Detrás de la fuente, Michael Varus lo llamo. “Espera.”
Jason evito maldecir. Había tratado de evitar al viejo praetor, pero ahora que Varus estaba junto a él, envuelto en su aura blanca, con sus ojos hundidos como pozos. A su lado estaba una gladius de oro imperial.
“Deberas quedarte,” Varus dijo.
Antínoo le dio al fantasma una mirada furiosa. “¿Cuál es el problema, legionario? Si Iro quiere irse, déjalo. ¡Apesta!”
Los otros fantasmas rieron nerviosos. A través de la plaza, Piper miro a Jason preocupada. Un poco más lejos, Annabeth tomo casualmente un cuchillo que estaba en un plato de carne.
Varus puso la mano en la empuñadura de su espada. A pesar del calor, su coraza estaba cubierta de escarcha. “Perdi a mi cohorte en dos ocasiones en Alaska –una vez cuando estaba vio, otra vez muerto luchando contra un Graecus llamado Percy Jackson. Aún asi vine aquí a responder el llamado de Gea. ¿Sabes cual es la razón?”
Jason trago. “¿Terquedad?”
“Este es un lugar de añoranza” Varus dijo. “Somos atraídos aquí, sostenidos no solo por el poder de Gea, si no también de nuestros deseos más poderoso. La codicia de Eurímaco. La crueldad de Antínoo.”
“Me halagas” dijo el zombie.
“El odio de Asdrúbal,” Varus continuo. “La amargura de Hipias. Mi ambición. Y tu Iro. ¿Qué es lo que de trajo aquí? ¿Qué es lo que busca un mendigo? ¿Tal vez un hogar?”
Un sentimiento incomodo comenzó a crearse en la base del cráneo de Jason –la misma sensación que tenia cuando una tormenta eléctrica estaba a punto de aparecer.
“Debo irme,” él dijo. “Mensajes que llevar.”
Michael Varus desenvaino su espada. “Mi padre es Jano, el dios de las dos caras. Estoy acostumbrado a ver a través de los disfraces y las máscaras. ¿Sabes porque, Iro, estamos tan seguros que los semidioses no podrán pasar la isla sin ser detectados?”
Jason busco en silencio su repertorio de insultos en latin. Trato de calcular cuanto tomaría sacar su bengala y dispararla. Esperaba poder obtener un poco de tiempo para que las chicas pudieran buscar refugio antes de que la multitud de muertos se lanzara sobre él.
Se giro hacia Antínoo. “Mira, el que tiene el control aquí eres tu, ¿o no? Deberías de ponerle un bozal a tu romano.”
El zombie tomo un profundo respiro. La flecha vibro en su garganta. “Ah, pero esto va a ser entretenido. Continua Varus.”
Él praetor muerto levanto su espada. ”Nuestros deseos nos revelan. Muestran quienes somo en realidad. Alguien vino por ti, Jason Grace.”
Detrás de Varus, la multitud se dividio. Un fantasma centellante de una mujer se acercaba, y Jason sintió como sus huesos se hicieron polvo.
“Mi querido,” dijo el fantasma de su madre. “Haz regresado a casa.”
Capitulo Tres Blood of Olympus Jason
Capitulo III
Jason
De alguna forma él la reconocía. Reconoció su vestido – uno florido verde y rojo que la envolvia, como el decorado de un árbol de navidad. Reconoció los coloridos brazaletes de plástico que se habían clavado en su espalda cuando ella lo abrazó diciendo adiós en La Casa del Lobo. El reconoció su cabello, una corona de rizos teñidos de rubio y su esencia de limón y aerosol.
Sus ojos eran azules como los de Jason, pero estos brillaban con una luz rota, como si ella viniese de un refugio después de una guerra nuclear – buscando detalles familiares en un mundo cambiado.
“Querido.” Ella extendió sus brazos, la visión de Jason se enfocó. Los fantasmas y zombies no importaron.
Su disfraz de Niebla desapareció. Su postura se enderezo. Sus articulaciones dejaron de doler. Su bastón para caminar se transformó en una Gladius de oro Imperial.
La sensación de estar quemándose no paró. Él se sintió como si las etapas de su vida se hubiesen ido – sus meses en el Campamento Mestizo, sus años en el Campamento Júpiter, su entrenamiento con Lupa, la diosa loba. Él era un vulnerable niño de dos años de nuevo. Incluso la cicatriz en su labio, cuando trato de comer una engrapadora, se sentía recién hecha.
“¿Mamá?” logró preguntar.
“Sí, querido” Su imagen flaqueó “Ven, abrázame.”
“N-no eres real.”
“Por supuesto que ella es real” La voz de Michael Varus sonó lejana. “¿Creías que Gea dejaría a un espíritu tan importante en el Inframundo? Ella es tu madre, Beryl Grace, estrella de televisión, amante del Rey del Olimpo, quien la rechazó no solo una sino dos veces, en sus aspectos tanto Griego como Romano. Ella merece justicia tanto como cualquiera de nosotros.”
El corazón de Jason latió con fuerza. Los pretendientes estaban alrededor de él, mirando. Soy su espectáculo Jason concluyó. Los fantasmas probablemente encontraban esto más entretenido que dos mendigos luchando a muerte.
La voz de Piper cortó el ruido en su cabeza.
“Jason, mírame” Ella estaba a seis metros de distancia, sosteniendo una jarra de cerámica. Su sonrisa no estaba. Su mirada era feroz y al mando -imposible de ignorar como sus plumas azules de arpías en su pelo. “Esta no es tu madre. Su voz está funcionando con alguna magia en tí -como el charmspeak, pero más peligroso. ¿No puedes sentirlo?”
“Ella tiene razón” Annabeth se subió a la mesa. Ella pateó una bandeja de plata, sobresaltando una docena de pretendientes. “Jason, ese es solo un recuerdo de tu madre, como una ara, quizás, o”
“¡Un recuerdo!” El fantasma de su madre sollozó. “Sí, mirá a lo que fui reducida. Esto es culpa de Júpiter. Él nos abandonó. ¡Él no quiso ayudarme! No quise dejarte en Sonoma, querido, pero Juno y Júpiter no me dieron opción. Ellos no querían que estuviésemos juntos. ¿Por qué pelear por ellos ahora? Únete a estos pretendientes. Lidéralos. ¡Podemos ser una familia de nuevo!”
Jason sintió centenas de ojos en él.
Esta es la historia de mi vida, pensó amargamente. Todo el mundo siempre lo había estado observando, esperando que el liderase. Desde el momento que él llegó al Campamento Júpiter, los semidioses romanos lo trataron como un príncipe a punto de ser coronado.
Sin importar sus intentos por alterar su destino –unirse a la peor cohorte, tratando de cambiar las tradiciones del campamento, tomando las peores misiones y siendo amigo de los chicos menos populares- él fue hecho pretor igual. Como hijo de Júpiter, su futuro había sido asegurado.
Él recordó lo que Hércules le dijo en el Peñón de Gibraltar: No es fácil ser un hijo de Zeus. Mucha presión. Eventualmente puede quebrarte.
Ahora Jason estaba ahí, tenso como una cuerda de arco.
“Tú me dejaste,” Le dijo a su madre. “Esos no eran Júpiter o Juno. Esa eras tú.”
Beryl Grace dio un paso adelante. Las líneas de preocupación alrededor de sus ojos, la mueca de dolor en su boca le recordaron a Jason a su hermana, Thalía.
“Querido, te dije que volvería. Esos fue lo último que te dije, ¿recuerdas?”
Jason se estremeció. En las ruinas de La Casa del Lobo su madre lo abrazó por última vez. Ella había sonreído, pero sus ojos eran pura tristeza.
Todo está bien. Ella había prometido. Pero incluso de pequeño, Jason supo que no estaba todo bien. Espera aquí. Volveré por ti, querido. Te veré pronto. Ella no volvió.
En cambio, Jason vagó por las ruinas, llorando y solo, llamando a su madre y a Thalía –hasta que los lobos llegaron por él.
La promesa rota de su madre fue la base de quien fue él. El construyó su vida alrededor de la irritación que sus palabras le causaban, como el grano de arena en el centro de la perla.
La gente miente. Las promesas se rompen.
Eso fue porque, por mucho que le molestaran, Jason siguió las reglas. El mantuvo sus promesas. Él nunca quiso abandonar a nadie de la forma que él fue abandonado y engañado.
Ahora su madre había vuelto, borrando la única certeza que Jason tenía sobre ella –que ella lo había dejado para siempre. Del otro lado de la mesa, Antínoo levantó su copa.
“Encantado de conocerte, hijo de Júpiter. Escucha tu madre. Has hecho muchas quejas sobre los dioses. ¿Por qué no te unes? ¿Las dos sirvientas son tus amigas? Podemos perdonarlas. ¿Quisieras tener a tu madre de vuelta en el mundo? Podemos hacer eso. ¿Quisieras ser un rey-”
“No” La mente de Jason estaba corriendo. “Yo no pertenezco con ustedes.”
Michael Varus lo miró con ojos fríos. -¿Estás seguro, compañero pretor? Incluso si derrotaras a los gigantes y a Gaia, ¿volverías a casa como Odiseo lo hizo? ¿Dónde está tu hogar ahora? ¿Con los griegos? ¿Con los romanos? Nadie te aceptará. Y si regresaras, ¿quién asegura que no encontraras ruinas como estas?”
Jason escaneó el patio del palacio. Sin la ilusión, no había nada excepto una pila de escombros sobre una colina yerma. Sólo la fuente parecía real, que desprendía arena como un recuerdo del poder ilimitado de Gea.
“Fuiste un oficial de la legión” Él le dijo a Varus. “Un líder de Roma”
“También lo fuiste tú.” Varus contestó. “Las lealtades cambian.”
“¿Crees que pertenezco a esta multitud?” Jason preguntó. “Un puñado de perdedores esperando por la libertad de mano de Gea, ¿como si el mundo les debiese algo?”
Alrededor suyo, los fantasmas y los zombies desenvainaron sus armas.
“¡Cuidado!” Piper gritó a la multitud. “Cada hombre en este palacio es su enemigo. ¡Cada uno los apuñalaría por la espalda en la primera oportunidad!”
Durante las últimas semanas, el charmspeak de Piper se había vuelto realmente poderoso. Ella hablaba la verdad, y la gente le creía. Ellos miraron a cada lado, sus manos sosteniendo armas.
La madre de Jason caminó hacia él. “Querido, se inteligente. Renuncia a tu misión. Tu Argo II nunca podrá viajar a Atenas, Incluso si lo hiciera, está el problema de la Atenea Partenos.”
Un escalofríos lo recorrió. “¿Qué quieres decir?”
“No finjas ignorancia, mi querido. Gea sabe sobre tu amiga Reyna y Nico, el hijo de Hades y el sátiro Hedge. Para matarlos, la Madre Tierra mandó a su hijo más peligroso –el cazador que nunca descansa. Pero tú no tienes que morir.”
Los doscientos fantasmas y zombies se cerraron enfrente suyo, como si estuviese a punto de liderar el himno nacional.
El cazador que nunca descansa.
Jason no sabía que significaba, pero tenía que avisar a Reyna y a Nico.
Lo que significaba que tenía que salir vivo de ahí.
Miró a Annabeth y Piper. Ambas estaban listas, esperando su orden.
Él se obligó a mirar los ojos de su madre. Ella se veía como la misma mujer que lo había abandonado en los bosques de Sonoma catorce años antes. Pero Jason ya no era un niño. Él era un veterano de guerra, un semidiós que encaró a la muerte montones de veces.
Y lo que el vio enfrente suyo no era su madre –al menos, no lo que su madre debía ser –cariñosa, amorosa, protegiéndolo sin ningún interés egoísta.
Un recuerdo, la había llamado Annabeth.
Michael Varus le había dicho que los espíritus estaban siendo sostenidos por sus deseos más fuertes. El espíritu de Beryl Grace literalmente desprendía necesidad. Sus ojos demandaban la atención de Jason. Sus brazos buscaban desesperadamente poseerlo.
“¿Qué quieres?” el preguntó. “¿Qué te trajo aquí?”
“¡Quiero vida!” Ella lloró. “¡Juventud! ¡Belleza! Tu padre pudo haberme hecho inmortal. Él podía haberme llevado al Olimpo, pero él me abandonó. Tú puedes hacer las cosas bien, Jason. ¡Eres mi guerrero!”
Su esencia a limón se había vuelto ácida, como si ella estuviese a punto de arder.
Jason recordó algo que Thalía le había dicho. Su madre se había vuelto cada vez más inestable, hasta que se había vuelto loca. Ella había muerto en un accidente de autos, el resultado de conducir bajo los efectos del alcohol.
El vino aguado en el estómago de Jason se revolvió. El decidió que si vivía nunca tomaría alcohol de nuevo.
“Eres una manía” Decidió Jason, la palabra viniendo de sus estudios en el Campamento Júpiter mucho tiempo atrás. “Un espíritu de la locura. A eso has sido reducida.”
“Soy todo lo que queda” Beryl Grace coincidió. Su imagen tembló viéndose como un espectro de colores. “Abrázame, hijo. Soy todo lo que tienes.”
Una memoria del dios del Viento Sur habló en su mente: No puedes elegir tu ascendencia, pero si tu legado.
Jason se sintió como si estuviese sido re ensamblando, una pieza a la vez. Sus latidos se estabilizaron.
El frío dejó sus huesos. Su piel se calentó con el sol de la tarde.
“No” contestó. El miró a Annabeth y Piper. “Mis lealtades no han cambiado. Mi familia solo se ha expandido. Soy un hijo de Grecia y Roma.” –El miró de nuevo a su madre por última vez. “No soy tu hijo.”
El hizo una seña antigua contra el mal –tres dedos hacia afuera de su corazón – y el fantasma de Beryl Grace desapareció con un pequeño siseo, como un suspiro de alivio.
El zombie Antínoo puso a un lado su copa. Estudió a Jason con una mirada de disgusto. “Bueno, entonces,” dijo “supongo que tendremos que matarte.”
Los enemigos alrededor de Jason se cerraron.
Podrías decirme cuando sale la sangre del Olimpo es español??
ResponderEliminarHola, no tenemos fecha exacta de cuando saldrá el libro en español. Por ahora nos tocará conformarnos con los extractos de los capítulos por parte de los fans que los traducen, y que por cierto ya subimos el 4to y 5to capitulo. Saludos.
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