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Lo Último

sábado, 21 de diciembre de 2013

En tus brazos huir de todo mal - Fabiana Peralta

 


 Titulo: En tus Brazos huir de todo mal: Seduccion
Autora: Fabiana Peralta
Paginas: 418(Primera Ediccion) 560(Segunda Edicion)
Genero : Erotico

La Re-Edicion ya fue publicada el 11 de Febrero 2014, Estamos esperando PDF, para subir la edicion re-editada
 
MAS INFORMACION AQUI!

Sinopsis
 
Alexander Masslow es un hombre excéntrico, muy buen mozo y exitoso con las mujeres, empresario de la industria de la moda a cargo de las empresas que la firma de su Padre tiene en el exterior. Llega a la Argentina a controlar los activos de la corporación.

Su relación con las mujeres se resume solo a sexo, cubrir sus necesidades físicas y no implicarse bajo ninguna circunstancias emocionalmente, como el dice su vida es complicada, por eso no puede hacerlo ¿acaso lleva consigo un secreto que se lo impida?

Ana Paula Bianchi es una mujer sencilla, de buen pasar económico, talentosa y de una belleza inigualable, que se dedica a administrar la empresa para la cual trabaja.

En su vida personal ha sufrido una mala experiencia en el amor que la ha marcado a fuego y espada, y se encuentra reacia a involucrarse con nadie, tiene su corazón cerrado a cualquier sentimiento, sencillamente no confía en los hombres, teme que la vuelvan a dañar.
En esta historia el destino jugará sus cartas para que estos dos corazones se crucen y se encuentren.
Paula caerá fácilmente en su juego de seducción, Alexander está acostumbrado a lo quiero lo tengo, pero… ¿será así con Paula también? o Alexander sucumbirá a su extraordinaria inteligencia y belleza.
La gran incógnita es si cupido podrá flecharlos para que se entreguen al amor y puedan vivir felices para siempre…
Pasión, amor, celos, intrigas, orgullo y miedo signarán el futuro de ambos.


Aqui pueden descargar la primera ediccion y tambien la pueden esperera la reeditada 


BookTrailer


 



 Titulo: En tus brazos huir de todo mal: Pasion
Autora: Fabiana Peralta
Paginas: 512

Segundo libro de la saga En tus brazos huir de todo mal

Sinopsis


Entregados a una pasión que los desborda, Alex y Paula deciden dejar atrás el pasado y poner cordura a su apasionante relación. Decididos a formalizar su noviazgo, comienzan los preparativos de su lujosa boda, pero una mente perversa amenaza con separarlos para siempre y hiere de gravedad a Paula, que se debate entre la vida y la muerte.
Alex no puede siquiera imaginar su existencia sin ella, por lo que está sumido en la desesperación.
¿Triunfará la maldad sobre el amor eterno que sienten el uno por el otro?
¿Desaparecerán para siempre sus sueños con la muerte o el destino les dará una segunda oportunidad?

BookTrailer
 

 
Fecha de publicacion 7 de Abril 2014, Esperando PDF.

SPOILERS 
NO VER SI NO LE GUSTAN LOS SPOILER
CAUSAN ATAQUE CARDIACOS(MENTIRA JIJI) 


Parecía que conocía muy bien la canción, Alex se abrigó en su cuello, y Paula pudo sentir su respiración, pero él no la tocó, únicamente la olisqueó; desenfrenada levantó su mano, y enredó sus dedos en el pelo de él acoplando sus cuerpos al ritmo de la música, Alex quería besarla ahí mismo pero estaba conteniendo sus deseos y ella simplemente deseaba que él se diera cuenta que estaba ardiendo, la tomó de la mano que tenía en su nuca y la giró nuevamente y volviéndola a acercar a su cuerpo, le dejó un besito en la punta de la nariz, Paula creyó que se desplomaría, Alex se separó mientras la recorrió con la vista y le guiñó un ojo, su mirada se ahondó, y su deseo por ella se transformó de pronto en algo desmedido, descontrolado, y hasta irracional, siguió moviéndose muy seductor. Paula a esa altura ya estaba totalmente alucinada también.
—“Diooooooooooos ¿es que se puede ser más sexy?” —se preguntó ella.
—“Nena, te quiero en mi cama, quiero beberme todo tu cuerpo”. —tras sus pensamientos Alex supo que eso era lo único que ansiaba, tenerla entre sus brazos y perderse en ella. Bailaron la canción enterita, y siguieron con un Remix de Finally Found You, pero no la terminaron de bailar, Paula se acercó al oído y le dijo:
—No doy más.
En sus palabras escondió el verdadero motivo, pues se arrepintió de lo que iba a decir y no terminó la frase, él supuso que lo decía por cansancio, pero en realidad lo que a Paula le pasaba era que no podía seguir bailando con él y permanecer sin besarlo, obviamente fue cobarde y no lo dijo. Desplegando aún más sus aires de seductor, Alex la tomó de la mano y le dio un casto beso en ella, luego la sacó de la pista. Caminaron entre la gente que bailaba descontrolada mientras él iba por delante abriendo paso; a ella le encantaba el contacto de su mano en la suya, sus deseos y sus pensamientos parecían irrefrenables, y se imaginó una vez más acariciando su cuerpo, pero a diferencia del pudor que sintió en el Faena ahora sentía que sólo quería experimentarlo. Por fin llegaron a la mesa, Alex aún seguía con su mano entre la suya, pues consideraba que su tacto era perfecto, le acarició todo el tiempo los nudillos con el pulgar mientras imaginaba que hacer, quería llevársela, sacarla de ahí, deseaba hacerla suya, poseerla.
En la mesa habían pedido Daiquiris y Cosmopolitan y todos estaban muy animados, en la cubeta de hielo reposaba una nueva botella de champagne de la misma marca de la que Alex había solicitado anteriormente, la palpó con la mano que tenía libre para constatar si estaba fría, y entonces a desgano soltó la mano de Paula para poder descorcharla y servir una copa para cada uno, cuando se la entregó le corrió un mechón de pelo que caía en su cara y lo llevó detrás de su oreja, la sonrisa y el guiño de ojo que le regaló le produjo a Paula un escalofrío en todo su cuerpo y sin dudarlo también le sonrió mientras bebía. Alex se dio cuenta que ese roce a ella le había gustado tanto como a él, sus señales eran claras y no creía estar equivocándose, Paula ya estaba seducida.
Todos reían y hablaban a la vez, pero ellos dos desde que habían vuelto de la pista sentían que no encajaban en el contexto del lugar, permanecían en silencio y pendientes el uno del otro. En ese instante él la miró y se pasó una mano por la frente ofreciéndole nuevamente otra sonrisa fenomenal, mientras tanto movía su cabeza y le hacía saber con su gesto todo lo incrédulo que se sentía,
—“Nena no puedo creer que me pongas tan estúpido con sólo una sonrisita.” —Alex no entendía sus dudas no entendía por qué no tomaba de una buena vez una determinación, ese baile había desatado demasiadas sensaciones en él, sensaciones que ya tenía pero que se habían acrecentado, finalmente sorprendiéndola y sorprendiéndose por su arrebato y dejando de posponer lo inevitable y lo que ambos querían, tomó su chaqueta y el bolso de Paula y sin pensarlo más tiempo se puso de pie, la aferró de la mano para que lo siguiera, y ella asintió sin chistar.
Todos se quedaron viendo como se alejaban, ellos ni siquiera pensaron en despedirse, Alex caminaba por delante y Paula tenía sus ojos fijos en él, que la arrastraba hacia la salida, en el camino le dio para que sostuviera su americana y el bolso y sin soltarla sacó de su bolsillo su iPhone e hizo una llamada, lo único que dijo fue:
—Estoy saliendo.
El cuerpo de Paula parecía no tener voluntad, sólo quería hacer lo que él deseaba, Alex caminaba tan rápido que le era difícil seguirlo, él se dio vuelta y la miró, apretaba la mandíbula y su mirada era rígida, mientras imaginaba todo lo que pasaría.
—“Voy a morderte esa boca nena” —sus ojos bailaban en la penumbra de la disco impacientes y los de ella también.
Llegaron a la calle y esperaron unos breves instantes hasta que se acercó la limousine que los había traído, él abrió la puerta y le indicó que subiera, entonces se acomodaron en el interior y permanecieron en silencio. Paula estaba tan nerviosa que su respiración era claramente audible, puso atención a la cabina del conductor, miró hacia delante y el cristal que separaba el recinto del chofer estaba cerrado, Alex de a ratos la miraba serio y pensativo, y es que en realidad tenía ganas de arrancarle la ropa ahí mismo, pero no lo hizo, contuvo su insensato deseo no quería cohibirla porque advirtió su timidez, finalmente le apoyó su mano en la pierna, se la acarició y le sonrió, ella estrujaba la correa de su bolso y le devolvió una sonrisa muy tímida, los ojos de Paula recorrían los suyos y desembocaban en su boca, siempre terminaban ahí, sus labios la impacientaban, uff le estaban quitando la razón. Hacía tiempo que Paula no estaba con nadie y esa noche sólo deseaba tener una noche de sexo con Alex, y aunque se sentía insegura sabía que eso era lo que ansiaba, por eso estaba ahí, se había dado permiso para disfrutar sin importarle que él sea un perfecto desconocido ya que después de todo eran dos personas adultas. 



Spoiler de lo que se viene En tus brazos... y huir de todo mal SEDUCCIÓN

—“No quiero que esta noche termine, fue demasiado perfecta” —pensó él mientras la mimaba —“pero sé que estás cansada y que debo dejarte dormir”.
[...]Habían pasado dos meses y medio desde que ellos se habían separado y él último contacto que habían tenido había sido en Mendoza tras una breve y malograda conversación telefónica.
Al mediodía, Carolina por el intercomunicador le comunicó que tenía una llamada por la línea uno con el señor Masslow, su pecho comenzó a expandirse, se insuflaba con rapidez, mientras tomaba grandes bocanadas de aire que parecían no ser suficientes.
—¿Alex está al teléfono? —se atrevió a preguntar, con voz insegura y a pesar que intentó mostrarse tangible y tranquila sabía que no lo había conseguido. [...]

 
Spoiler de lo que tanto esperan  

EN TUS BRAZOS... Y HUIR DE TODO MAL -SEDUCCIÓN -

Finalmente llegaron a ese instante donde no existe el tiempo, donde el mundo es solo un eco que se escucha a lo lejos... donde todo se olvida y solo existen las sensaciones que ambos consiguen con la ayuda del otro, temblores, escalofríos, sonrojamiento y el rostro del ser amado en un éxtasis total.
Como dice la canción de Miguel Bosé: "Si esto no es felicidad, que baje Dios y lo vea, y aunque no se lo crea, esto es gloria!"...

 

Un Spoiler nuevo de Seducción para que vean como lo leerán ahora (esto es durante la cena en el Bistró, cuando se conocen):

Siguió pensando y quiso concentrarse en la comida, también en participar de lo que ellos cuatro hablaban pero continuaba sin poder hacerlo, constantemente sentía que Alex clavaba su increíble mirada en ella, y empezaba a sentirse incómoda, abrumada, pero terminó por comprender que le gustaba que lo hiciera, le resultaba inquietante, era una sensación muy difícil de explicar; él por más que lo intentaba, no podía dejar de verla, se estaba sintiendo un estúpido y no se explicaba por qué no podía disimular cuanto esa mujer lo atraía, no comprendía su actitud, él jamás se mostraba tan interesado con nadie y eso lo estaba enfadando porque se daba cuenta que constantemente intentaba agradarle.
—¿Pero qué me pasa? es bonita pero no es para tanto, no como para comportarme como lo estoy haciendo. —Mientras él conjeturaba en silencio, Mikel ya se había dado cuenta la atracción que Paula producía en su amigo y se extrañó ante tanto despliegue, normalmente Alex no cortejaba a las mujeres, su amigo tenía la suerte que las mujeres siempre se le abalanzaban sin necesidad de emplear ninguno de sus encantos.

El adiós

Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, Ezeiza, Buenos Aires, Argentina.
18 de diciembre de 2012.
Veinte y cincuenta y cinco empezaron a llamar para embarcar.
Paula seguía atrincherada en la terminal A del aeropuerto con su vista fija en la manga, donde ya había pasado gran cantidad del pasaje que estaba abordando el Boeing 777 vuelo 954 de American Airlines con destino directo a NYC.
Su corazón estaba desbocado, le faltaba el aliento y sentía que las fuerzas se le acababan, sería la última vez que vería a su amor.
Se sentía desolada, abatida.Alex, aún estaba en el VIP de AMERICAN AIRLINES donde la mayor parte del tiempo se lo había pasado callado, viendo su teléfono, mientras esperaba que se haga la hora de subir al vuelo que lo alejaría de Paula.
Mikel intentaba animarlo y mantener una charla coherente con él, pero Alex parecía no escucharlo, solo contestaba con monosílabos o asentimientos de cabeza.
Estaban esperando que la mayor parte del pasaje abordase el avión para no tener que soportar la cola y los empujones de la gente que parecía desesperarse por subir ni bien escuchaba la llamada, aunque en realidad lo único que Alex estaba haciendo era demorar la partida.
- ¿Alex, por qué no la llamas? Todavía estás a tiempo de enmendar las cosas — le habló refiriéndose a Paula.
Levantó la vista y clavó sus profundos ojos azules en su amigo, a quien le destinó una mirada que realmente asustaba.
Estudió una vez más su entorno, pero no contestó ni una sola palabra, volvió la vista a su teléfono, donde una y otra vez pasaba las fotos que allí tenía de Paula y de él.
Mikel tomó una llamada, era María Pía que llamaba para despedirse y Alex escuchó promesas de verse el próximo mes cuando ella visitase a su hermano en NYC.
Alex escuchó a desgano la conversación que ellos tenían, le causaba fastidio ver que se encontraban tan entusiasmados, haciendo planes para verse tan pronto como les sea posible, y no pudo evitar sentir envidia por su amigo, que finalmente había conocido a una mujer, que parecía corresponderlo en sus sentimientos.
- María Pía te envió saludos.
- Gracias.
Miró la hora en su Hublot y vio que solo faltaban quince minutos para que las puertas del avión se cerrasen, se puso de pie, tomó su bolso de mano, el que llevaría consigo en el avión, y se refirió a Mikel.
- Vamos ya es hora, o perderemos el vuelo.
- Quizá sea lo mejor, viendo la cara de traste que tienes, no creo que abordar ese avión sea lo que más te desespere.
- Dejá de decir pelotudeces.
Mikel sacudió su cabeza, sin poder creer que su amigo sea tan orgulloso y tan necio, para no reconocer los sentimientos que tenía por Paula.
Comenzaron a caminar para dirigirse hacia la manga, Heller que estaba en la barra tomando un jugo de frutas, cuando vio que su jefe y su amigo se pusieron de pie, hizo lo mismo y se aprestó a seguirlos.
- Vamos Heller
- Sí Sr. los sigo no se preocupe — iba tras ellos totalmente en silencio y un tanto apartado.
Ya casi no quedaba pasaje para abordar el avión, llegaron a la entrada y tras la nueva revisión del equipaje de mano, entraron a la manga que los conduciría al ingreso del vuelo.
Mikel caminaba por delante de Alex, que iba con la cabeza a gacha cargando apesadumbrado su bolso, la otra mano la mantenía en su hombro, donde llevaba su chaqueta volcada hacia atrás.
En el momento en que el trayecto de la manga cruzaba por encima de la terminal Mikel miró hacia abajo y divisó a Paula parada entre medio del gentío llorando.
Se paró de improviso frente a Alex, lo que hizo que éste también tenga que frenar su marcha.
- Mira hacia abajo, mira quien está ahí llorando — Mikel señaló con su cabeza y su mano obligando a Alex a levantar su vista. Alex miró, y enseguida distinguió a Paula entre la multitud, ella lloraba sin parar, con verdadero sentimiento.
En ese momento un nudo le invadió la garganta y quiso dar media vuelta y volver tras sus pasos, pero estaba tan enojado con ella, que el rencor y el orgullo pudieron más.
- Por favor, sigue caminando que van a cerrar las puertas si nos seguimos demorando — puso la mano sobre el hombro de su amigo, volvió la mirada hacia él y siguieron su marcha, Heller los seguía más rezagado.
Entraron en la cabina de First Class, y se acomodaron en sus asientos, que estaban ubicados en el pasillo central el 2D y 2G, no eran las mejores ubicaciones pero dado el cambio de fecha de último momento, fue lo mejor que había conseguido, mientras tanto en el lateral derecho, se ubicó Heller en el asiento 2J.
Alex inmediatamente se ajustó el cinturón, apoyó su codo en el apoya brazos y sostuvo su barbilla. Entrecerró sus ojos para finalmente tomar una bocanada de aire.
Empezó el push-back y el carreteo hacia la pista activa y comenzaron a mostrar el video de seguridad de abordo, primero en inglés y después en español. Alex permanecía inmerso en sus pensamientos, en la última visión de Paula en la terminal de Ezeiza.
“Mierda, porque me afecta tanto haberla visto en ese estado. Hubiese querido correr a consolarla, a explicarle, pero sé que no me hubiese escuchado, es tan terca. Preciosa, algún día vas a entender que esto fue lo mejor, no merezco tu amor Paula, no soy el hombre que vos crees” — se apretó los ojos con el pulgar y el índice y así permaneció hasta que comenzó a sentir que el avión tomaba vuelo, entonces abrió los ojos y dijo para sus adentros. Adiós mi amor...

Buscando un por qué

¿Por qué? se preguntó entonces… ¿por qué se había tomado tantas atenciones con ella? ¿por qué la había seducido con tanto ahínco si realmente no la amaba?… 
No necesitó pensarlo demasiado, muy pronto encontró la repuesta, así era él, un seductor nato, orgulloso macho alfa que se creía impoluto.

Desde el momento que lo conoció, ese fue su proceder, luego la endulzó con palabras bellas, con promesas que sabía que jamás iba a cumplir, la llenó de sueños, la hizo sentir enteramente mujer, para tomar y beber todo de ella, para su propia satisfacción.
Se sintió crédula, una niñata ingenua, cándida e inexperta, entonces se dijo: 

“Cuanta verdad en eso que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra”.

Concluyó que Alex se había aprovechado de su necesidad de sentirse amada, de su vulnerabilidad por sentirse protegida, acompañada.

Las lágrimas brotaban de sus ojos con el mismo ímpetu que sus doloridos pensamientos.

Recordando

Entonces vinieron a su mente los momentos vividos con Paula, que diferente era todo con ella.
Esos orgasmos aplastantes que tenían cuando estaban juntos no los tendría con nadie más se dijo.
Con ella nunca saciaba sus deseos, lo que obtenía de Paula nunca era bastante, siempre quería más, siempre quería estar dentro de su cuerpo y aunque no estuviera dentro de ella con tan solo abrazarla, tocarla, olerla o sentirla, se convertía en un momento mágico.
Era sublime cada cosa que podía tener o hacer con ella, por más que ella solo se dedicase a sonreírle o a regalarle una leve caída de ojos, para él era suficiente para extasiarse viéndola.
Extrañaba su risa, su voz, sus besos… esos besos que lo perdían que lo volvían loco, extrañaba las cosas que hacían juntos, la lista era interminable, en realidad extrañaba todo de ella.

- Shit!! I’m lost, I’m patient… I Love Paula… I love you my love.

Se quedó escuchando la canción que estaba sonando.

Oceans apart day after day, And I slowly go insane, I hear your voice on the line
But it doesn't stop the pain, If I see you next to never, How can we say forever
Wherever you go, Whatever you do I will be right here waiting for you,
Whatever it takes, or how my heart break.
I will be right here waiting for you I took for granted, all the times
That I thought would last somehow I hear the laughter, I taste the tears But I can't get near you now
Oh, can't you see it baby you’ve got me goin’ crazy
Wherever you go whatever you do I will be right here waiting for you whatever it takes
Or how my heart breaks I will be right here waiting for you I wonder how we can survive
This romance
But in the end if I'm with you I'll take the chance Oh can't you see it baby You've got me goin’ crazy
Wherever you go Whatever you do I will be right here waiting for you
Whatever it takes Or how my heart breaks I will be right here waiting for you
Waiting for you

Los acordes de la canción y la letra terminaron con su ánimo desvencijado y se tapó la cara con las dos manos para ocultar sus lágrimas en el momento que comenzó a llorar desconsoladamente con roncos clamores.
Su pecho se insuflaba pero el aire que entraba parecía no ser suficiente estaba ahogado de decepción e impotencia, resoplaba sin sentido.

Luego de un rato, cuando sintió que nada cambiaría aunque siguiese llorando, se incorporó con ímpetu, hasta diría que con bronca, tomó una toalla y con fuerte pasadas se secó el cuerpo. Se paró frente al espejo, sus ojos estaban enrojecidos de tanto llorar, así que se pasó enérgicamente las manos por la cara como queriendo borrar la imagen que veía reflejada, dejó de verse y se lavó los dientes, luego fue al closet y buscó entre sus ropas de cama un pijama que se puso con movimientos hoscos, había pasado del clamor a la ira y no paraba de preguntarse qué le estaba pasando, él no era así, sus inseguridades hacía tiempo que las había superado

Alex y Paula se encuentran

-Sr. se desvió hacia el Rockefeller Center —silencio otra vez —ya llegó.
- ¿Entró?
- No está parada enfrente tomando fotos, ahora vuelve a la 5th Avenue regresa hacia el Hotel —solo se oía silencio y el murmullo de la calle.
- ¿Regresó al hotel?
- No siguió de largo, está viendo las tiendas de la 5th Avenue. 
Alex no había podido detenerse y mientras Heller le indicaba el trayecto que Paula recorría, se había subido a su deportivo y había salido a interceptarla. Sabía que su padre lo iba a matar cuando se enterase, pero el solo saber que se iba a Italia esa tarde, lo desesperaba y los deseos habían sido más fuertes que la razón. Encontró estacionamiento cercano, bajó despedido del auto y empezó a correr.
- ¿Por dónde está?
- Está casi llegando a Gucci Sr.
- Ok corta Heller ya la veo.
Intentó serenarse y ahí la vio, había cruzado la calle y estaba llegando a la vidriera de Gucci,  Alex sacó su teléfono y fingió estar hablando y por poco no la lleva por delante. 
Heller a pocos metros veía lo que su jefe acababa de hacer y se reía, no podía creer las estupideces que uno hace cuando se enamora.
Entonces Alex guardó su teléfono y fingió un encuentro fortuito, más falso que Judas. 
Se quedaron viendo por un instante, estudiándose, midiéndose, a Paula le temblaba el mentón y a él le causó ternura sus nervios, a Alex le temblaba el alma, hubiese querido abrazarla, pero se tuvo que conformar con un saludo.
- Hola — contestó ella tímidamente.
- ¿Ya llegaste? —y fue lo más estúpido que se le ocurrió decir.
- Sí, sabías muy bien mi horario de llegada, enviaste a tu primo por mí —contestó tajante —por cierto, gracias. —Alex contuvo una sonrisa, no demasiado bien, sí que realmente había sido estúpido lo que dijo.
- De nada, ¿qué haces por acá?
- Supongo que lo que todo turista hace, recorrer la 5th Avenue —no dejaban de verse a los ojos, los de él bailoteaban incesantemente y los de ella aunque quería evitarlo se iban a su boca.
- Seguro. 
- ¿Y tú? 
- “Bueno me siguió la conversación, al menos no me escupió la cara” -pensó mientras le contestaba -Vine por unas camisas a Gucci, esta tarde viajo a Italia.
- Ah, claro, es la marca que vos usás.
- “Sí mi amor, es la marca que uso, pero en realidad estoy acá para verte a vos” —eso es como él hubiese querido contestarle en realidad, pero como eso no podía decirlo tomó coraje y tentó un imposible  -¿Me acompañas? No tardaré, luego podríamos tomar un café, ¿qué dices? —ella se quedó viéndolo y él agregó —por favor Paula, es solo un café. 
-Me haría muy feliz -pensó ella, pero se resistía -No creo que sea correcto —él quiso tomarle la mano pero ella la levantó y se aferró a su cartera.
-Por favor Paula —se pasó la mano por el pelo —por favor —y esta vez fue casi una súplica, ella no contestó pero deseaba casi tanto como él ese encuentro, entonces simplemente giró y entró en la tienda, Alexander emitió una respiración audible, cerró los ojos sin poder creerlo y la siguió.
- Sr. Masslow —lo saludó el vendedor que siempre lo atiende y se mostró extrañado de verlo ahí pues él había estado dos días atrás, Alex solo deseó que Ettore no haga ningún comentario, alcanzó a hacerle un gesto de silencio con su dedo índice por detrás de Paula —¿En qué puedo ayudarlo, algo para usted o para la Sra. tal vez?
- Vengo por unas camisas Ettore.
- En ese caso, Sr. por acá por favor ¿algo en especial, quiere ver lo nuevo que entró?
- Muéstrame. 
El vendedor entendió de inmediato a Alex y no hizo ningún comentario fuera de la venta.
Le exhibió algunas camisas y Paula se interesó por una de rayas casi imperceptibles en color azul. Él la observaba mientras elegía algunas para probarse, y entonces sí que Ettore estaba extrañado, Alexander nunca se probaba nada, se las llevaba simplemente y luego si no le iban las devolvía.
- Me voy a probar éstas y la que tiene Paula también.
- Muy buena elección Sra. es la última que entró y me atrevo a decir que combinará muy bien con el color de ojos del Sr.
- Sí, claro, pensé lo mismo —dijo ella tímidamente, y vaya, sí que realmente era impensado todo cuanto estaba sucediendo.
Ettore los guió hasta la zona de probadores, ella primero insistió en esperarlo en el salón de ventas pero Alex también insistió en que le dé su opinión y Paula ese día parecía estar bastante accesible, se sentó cómodamente en el estar de esa zona.
Alexander desfiló las camisas una a una para Paula, quien al principio tímidamente daba su opinión, y luego parecía que había tomado confianza, hasta en una oportunidad le tocó la espalda para decirle que una le apretaba mucho y le formaba pliegues; para dilatar el momento se probó como varias camisas, finalmente se decidió por la que Paula había elegido y tres de las que había seleccionado él. Ettore solo se limitó a traerles una jarra con café y dos tazas, En otro momento, Alex lo hubiese apreciado, pero temió que si Paula de pronto tomaba café ahí, luego desista de su invitación. Volvieron donde estaba el vendedor quien al verlos salió a su encuentro, pues los había dejado solos para que entre ella y él decidieran, solo se acercó de vez en cuando por si necesitaban algo.
- ¿La Sra. no quiere pasar al sector de damas para ver algo para ella? —Alex la tentó con una mirada y una sonrisa, ella se sintió sucumbir ante su expresión lo estaba adorando con los ojos, solo esperaba que él no lo advirtiera.
- No, gracias —pero Alex iba a tirar de la cuerda hasta donde pudiese y si de dilatar el momento se trataba lo iba a intentar todo. 
- Veamos, seguro hay cosas que te quedaran muy bien.
- No. 
- Vamos, no obstante no compremos nada miremos aunque sea, ¿acaso no estabas haciendo eso cuando nos encontramos?
- No Alexander, prefiero irme. —Y fue cortante esta vez, a él le extrañó que no usara la apócope de su nombre.
- Está bien, permíteme pagar. 
Alex no quería arruinar el momento, estaba feliz por cómo había salido el encuentro, entonces prefirió dejar todo como estaba, no podía quitarle los ojos de encima, ella estaba tan sexy con esos leggings, la traspasaba con la mirada, aunque quería evitarlo no lo conseguía, hubiese querido arrastrarla al sector de damas y comprarle todo lo que ahí había, sin embargo resignado le entregó su tarjeta a Ettore, quien no se demoró demasiado en volver con la Morgan Palladium y con las compras, Alex firmó los tickets y le entregó una sustanciosa propina al empleado que se mostró muy agradecido, finalmente él y Paula salieron de la tienda.
- Te conocía muy bien el empleado.
- Siempre me atiende él —le explicó muy tranquilamente.
- Es muy amable y muy discreto.
- Si Ettore me cae muy bien.
La guió hasta su automóvil, le abrió la puerta y Paula entró, después de cerrar su portezuela dio la vuelta pero antes, se detuvo en la cajuela para meter los paquetes y luego subió al coche. Se colocó el cinturón y las gafas de sol y marchó rumbo a Ferrara, una Bakery & Coffe sobre Grand St, que quedaba a escasas cuadras de su casa, y no era caprichoso ir hacia allá, si todo salía como lo esperaba terminarían en su apartamento.
Alex no podía creer que ella iba sentada a su lado, intentaba aspirar su perfume, se había puesto J’adore, y tuvo la sensación que nada había cambiado, por un instante se sintió confiado en que reconquistaría a Paula. Después que pasó el cambio deseó apoyar su mano en la pierna de ella, pero sabía que eso aún no podía ser. Paula estaba muy callada, no era bueno dejarla pensar, si lo hacía podía pedirle que la llevara de regreso al hotel y no era lo que él quería.
- Podríamos ir a un Starbucks pero quiero llevarte a que pruebes el mejor cheesecake de New York —él le regaló una sonrisa enorme, esa que a ella tanto le gusta y la miró por arriba de las gafas, Paula respondió con una un poco tímida, seguía callada —¿o prefieres un Starbucks? —creyó conveniente dejarla elegir, para que no se sienta presionada.
- No, está bien, vayamos donde decís vos.
- Perfecto.
Llegaron a Ferrara, por suerte por el horario que era no tuvieron que hacer cola fuera, pero igual estaba casi al tope de lleno, en realidad como de costumbre, subieron las escaleras, Alex le apoyó ligeramente la palma de su mano en la cintura y la guió. 
-“Dios cuanto extrañaba este contacto con ella” –pensó, y ella tuvo la misma sensación que cuando entraron la primera vez en Tequila, el contacto con él era exquisito, su cuerpo recibía las señales y no intentaba resistirse, nada había cambiado se dijo.
No había muchos lugares para elegir, así que se acomodaron en el más alejado del hueco de la escalera,  se quitaron los abrigos y los colgaron en el respaldar de la silla, Alex se quedó de pié hasta que ella se sentó para acercarle la silla.
- Gracias.
Se acomodó frente a ella y desplegó la cartilla, acercándose por encima de la mesa lo más que pudo, le indicó con el dedo la línea donde decía New York Cheesecake "The Original" smooth & creamy American style cheesecake, with Philadelphia cream cheese.
- ¿Pedimos la New York Cheesecake? 
- Veamos qué tan rica es.
- Ah te aseguro que es la mejor, lo que sí no hay helado de arándanos, podríamos pedirte de fresa.
- Con la cheesecake es suficiente —él aún se acuerda de mi raro gusto pensó.
- Ok ¿Probaste alguna vez los Cannoli?
- No.
- Apuesto a que te gustarán, yo pediré unos Cannoli para que puedas probarlos. ¿Qué quieres tomar? te recomiendo el cappuccino lo sirven con doble espuma, de todas formas el latte es muy bueno también.
- Vamos con el cappuccino — ella luchaba con sus pensamientos -“Alex me estoy muriendo, no creía que recordarías mis gustos” 
- Ok, yo pediré un expresso doble. -La mesera se fue con la orden.
- ¿No vas a la oficina hoy?
- No, me tomé el día, a las 16:35 sale mi vuelo a Milán.
- Supongo que vas por el local de Vittorio Emanuele II. 
- Sí, se inaugura este fin de semana. “Mi amor podríamos ir juntos si quisieras” — y se ilusionó pensándolo, obviamente ella estaba al tanto de la apertura en Europa, por eso la pregunta.
- ¡¡Mindland en el Salón de la moda!! entrar en el mercado europeo es realmente un gran logro, supongo que debés estar muy feliz.
- Sí, aunque no tanto como debería —y realmente era muy sincero, no lo estaba disfrutando tanto porque todos sus pensamientos la mayor parte del día estaban destinados a ella y no lograba disfrutar sus triunfos laborales. No estar con Paula lo sumía en una profunda antipatía por todo lo que lo rodeaba.
- ¿Por qué? Deberías estar MUY FELIZ —y sonó casi como un llamado de atención.
- Bueno, estoy feliz, si me lo ordenas de esa forma —terminó aceptando él a desgano, pero con una sonrisa y en son de broma.“Solo que lo estaría más si podría compartirlo con vos, no tenerte a mi lado hace que me sienta infeliz en todo” — volvió pensar pero lo calló.
- Gracias por la suite en el hotel, es bellísima y muy espaciosa, en realidad creo que es demasiado, sé que tuviste que ver con eso —ella lo sorprendió, y en un principio él no le contestó solo se limitó a sonreírse tímidamente —no era necesario Alexander de verdad.
- Solo quiero que estés cómoda en tu estadía en New York, siempre deseo lo mejor para vos —ella bajó la cabeza y la enterró en el mantel, luego tímidamente volvió a hablar.
- Hoy fui bastante grosera cuando lo mencioné, pero dejame agradecerte como corresponde, muchas gracias por enviar a tu primo esta mañana para que me agilizara la entrada al país.
- No podía hacer otra cosa, teniendo las posibilidades de hacerte más fáciles los trámites, nada me costaba.
- ¿Te sentís culpable? —él le clavó la mirada azul en los ojos de ella —¿por eso tantas atenciones?
-“Por qué no podes darte cuenta cuanto te amo” —pensó Alex -¿Eso es lo que crees, qué debería sentirme culpable?
- Vos sabrás, es tu conciencia no la mía —ella no le bajó la mirada, él tampoco, tomó una honda respiración y le contestó.
- No Paula —agitó su cabeza —no me siento culpable por nada, no tengo porque sentirme culpable, solo me preocupo por vos, por tu comodidad, por tu bienestar —se expresó en un tono calmo, e intentó ser lo más sincero que pudo, tanto como su corazón lo era.
Alex quería salir de esa conversación no estaba resultando como él pretendía. Paula no podía evitar que la ira la invadiese, por más que deseaba echarse en sus brazos y que la contuviera, sus palabras le resultaban atemporales y hasta las consideraba vacías.
- Lo tengo enfrente mío -pensaba a la vez y mientras lo contemplaba no dejaba de luchar con sus demonios -“Es tan hermoso, es realmente irresistible, como quisiera tocar su mentón a contra pelo, besar sus ojos, sostenerle la frente.” -Pero entonces tras esos deseos se preguntaba: -“¿Cómo puede ser que desee tanto a un hombre que solo se burló de mí?”
Llegó la orden, Alex estaba expectante a que ella probase el cheesecake, esperó que tragara para preguntarle:
- ¿Y, te gusta?
- Hmm Delicious!!! —estaba extasiada con el sabor de la tarta.
- Sabía que te gustaría -él disfrutaba su placer, aunque su gesto no se comparaba en nada al que tenía durante un orgasmo. Dios, como deseaba verla otra vez así, en sus brazos extasiada de esa forma y que él sea el culpable de su placer, como deseaba hacerla vibrar pegada a su cuerpo unida a él y que le diga palabras sucias al oído para hacerlo estallar de placer. 
Quiso tocarle la mano pero ella se la quitó, Alex se quedó viéndola fijamente a los ojos, necesitaba ese contacto con su piel y ella se lo negaba -necesitamos hablar Paula, necesitamos discutir de lo que desencadenó que hoy estemos de esta forma, tan distantes.
- No quiero hablar de eso, creo que te confundiste cuando acepté venir a tomar un café, solo lo hice porque sé que tarde o temprano vos y yo tendremos que trabajar juntos y quiero demostrarte que puedo ser tu amiga y que puedo ser cordial para conciliar un marco de trabajo ideal.
- No quiero ser tu amigo Paula, no hubo un día en que no pensara en vos, no te imaginas como me he sentido.
 -“Yo también te pensé todo el tiempo mi amor, pero lo nuestro sencillamente no puede ser, jamás aceptaré ser la otra” - pero de su boca salió otra cosa -lo siento, vos y yo solo podemos ser, amigos —sus palabras le dolieron enormemente fue un puñal en el pecho, Alex se sintió abatido.
- Yo quiero ser más que tu amigo —terció él.
- ¿Mi amante?
- Entre otras cosas, quiero ser tu pareja, tu novio, tu prometido, tu todo.
- No me hagas reír —se carcajeó —como si pudieras ser todo eso que decís —Alex respiró hondo, intentando tranquilizarse, quiso volver a tomarla de la mano, pero ella volvió a quitársela.
- ¿Por qué me tratás así? ¿Por qué no confiás en mí? ¿Por qué para vos tiene más valor la palabra de una voz de alguien desconocido? ¿no te das cuenta que esa persona lo único que buscó desde que comenzó con los llamados fue esto? separarnos ¿Por qué no me crees a mí? 
- ¿Qué me vas a decir Alexander que Janice nunca existió, que historia me vas a inventar? —Alex insistió en tomarle la mano, no le salían las palabras, era una sensación tan extraña —no me toques —sus palabras y el tono que utilizó hicieron que él estallara.
- Que no te toque, claro la señorita no quiere que la toque ¿por qué no querés que te toque? porque ya tenés quien te toca ¿no? el moscardón ese, el que te fue a buscar al aeropuerto te toca y no decís nada, a él lo dejaste que te abrazara y que te besuqueara hasta el hartazgo.
- ¿Me mandaste a espiar? —ella se mostró ofuscada.
- No, yo estaba ahí, yo fui a buscarte — Paula estaba atónita jamás hubiese imaginado que Alex estaba ahí cuando bajó del avión —como pensaste que no iba a hacerlo, por más que a Alison le dijiste que te irían a buscar supuse que por ahí solo la estabas rechazando y fui, y te vi con ese idiota.
- Bajá la voz, todos nos miran, Gabriel es solo un amigo.
- Cuantos amigos que tenés, ahora te surgen amigos de la nada y por todas partes —dijo con sorna —ese no te mira como un amigo, lo aprendí de Maxi, él sí te mira como un amigo, ese idiota no, cuando caminabas no dejaba de verte el culo el muy cabrón. 
- No me distraigas con estupideces, ni te pongas en ese plan de celoso, no me interesan tus celos, aunque creo que en realidad todo es una pantomima, de hecho sé que fingís muy bien. Mi trato con vos es solo de trabajo, solo eso. —Alex estaba tan dolido, como no podía darse cuenta de su amor y ese dolor hacía que estalle de bronca, los celos esa mañana lo habían consumido.
- Ah te distraigo, bueno, al menos algún sentimiento te provoco ¿sabes qué Paula? terminá el cheesecake y el cappuccino que te llevo al hotel, tengo cosas que preparar para mi viaje y estoy acá perdiendo el tiempo con vos.
- Yo no te pedí que pierdas el tiempo conmigo, vos insististe ¿sabés que Alex? — lo imitó a él —no te preocupes, andate a la mierda, me regreso en metro o en taxi o en lo que sea.
- Como gustes señorita mal hablada.
Alex sacó su billetera dejó cien dólares porque rebuscó y no tenía cambio, sacó a tirones la campera de su silla y se fue dejándola sola. Paula estaba roja de la vergüenza sentía que todas las miradas estaban sobre ella, tomó su abrigo se lo colocó, y comenzó a bajar las escaleras mientras se ponía los guantes, al menos no estaba llorando pensó, eso hubiese sido más vergonzoso. 
- ¿Y ahora como me voy? —pensó —no sé ni donde mierda estoy, al menos sé la dirección del hotel, me tomaré un taxi.
Cuando salió a la calle, Alex estaba esperándola cruzado de brazos apoyado contra el Alfa-Competizione, estaba para comérselo pensó ella, se veía tan sexy aunque estaba enfurruñado no perdía su encanto, fingió no verlo y siguió caminando, él hizo dos zancadas y la alcanzó, tomándola  del brazo.
- ¿A dónde crees que vas? Vamos al auto que te llevo al hotel.
- ¿Perdón? ¿pero con qué derecho me hablás así? acá no soy tu empleada para que te pongas en plan de autoridad. > soy demasiado poca cosa para hacerlo Sr. Masslow —remarcó sus palabras.
- No seamos infantiles Paula.
Ella se soltó de su agarre y siguió caminando, él sentía que no atinaba con las palabras, y solo conseguía enojarla más, ahora la había tratado de infantil.
Siguió caminando a su lado, se apuró y se apostó frente a ella, la tomó de los hombros con la sola esperanza que Dios lo iluminase y ella comprendiera, que lo vea en sus ojos. 
- No seas terca, vamos dejemos de hacernos tanto daño.
- No Alex, no, dejame.
El no pudo contenerse, estaban tan cerca y la tomó de prepo y la besó, ella le siguió el beso, también lo deseaba, sus lenguas se chocaban desenfrenadas, se golpeaban con fuerza, y se hurgaron la boca presos de los deseos que cada uno venía sofrenando desde hace dos meses y medio, pero entonces, ella reaccionó apartándose, él quiso besarla otra vez y ella se tiró hacia atrás, levantó la mano y le estampó un cachetazo en la cara.
Alex estaba furioso, sí que estaba furioso, le dedicó una última mirada furibunda y se volvió a su auto, Paula siguió caminando en dirección contraria sin detenerse, le temblaban las piernas y estaba arrepentida de su arrebato pero aun así no se detuvo, ni intentó detenerlo.
Alex subió a su automóvil y arrancó haciendo rechinar los neumáticos y Paula se quedó viendo como él se alejaba en la calle.
Se tocó la boca y comenzó a llorar, buscó un kleenex en su cartera para secarse las lágrimas, acto que consideró en vano pues no podía parar de moquear.
Alex no lograba creer como se había arruinado todo, lo de ellos no tenía solución pensó. 
Comenzó a chillar como cuando era crío y sus hermanos mayores se burlaban de él, eso hasta que pudo defenderse, luego nadie se atrevía a burlarse porque él se les enfrentaba, pero ahora parecía ese chiquillo bobalicón que berreaba sin parar. Lloraba y se secaba con el puño de la campera y sorbía su nariz. Llegó a su casa, fue a su dormitorio y se dejó caer en la cama abatido, sin fuerzas.


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