Con mi lápiz cerniéndose
sobre el papel, miré fijamente hacia abajo en la hoja vacía delante de mí. Me
burlo en silencio, riendo maniáticamente ante el estado del tortuoso bloqueo de
escritor en el que actualmente me encontraba sumido. Gruñendo en frustración,
tiré el lápiz y alcancé la botella de cerveza frente a mí. Meses atrás, Rolling
Stone se me había acercado, junto con varios otros cantantes / escritores de
canciones, para emitir un especial de San Valentín de la revista. Querían a
cada uno de nosotros, rockeros comprometidos, escribiendo una carta de amor
para nuestro gran amor. Había saltado ante la oportunidad, no solo porque era
un buen movimiento de relaciones públicas, sino porque realmente quería
escribirle una carta de amor a Abby que todo el mundo viera. Sí, sé que ha
habido canciones que escribimos juntos que profesan nuestro amor, pero esto era
diferente. No eran líneas rimando con acompañamiento musical. Era la cruda
verdad del amor al desnudo de todos los adornos.
Por el momento, estaba
agradecido de estar en el autobús en medio de la gira. Si hubiera estado en
casa y en mi oficina, los dos premios Grammy por Canción del Año, me habrían
llevado por el borde. No es que no estuviera ya allí con el bloqueo de escritor
que me había invadido desde hace unas semanas. Pero la última cosa que
necesitaba era un recordatorio evidente de que las palabras simplemente no
querían venir.
—¿Jake? —llamó Abby desde el
dormitorio en la parte trasera del autobús.
—¿Sí, nena?
—Te necesito.
El tono de su voz me dijo
que no tenía que perder tiempo e ignorarla. Después de lanzar el lápiz sobre el
bloc de notas, tragué lo último de la cerveza antes de levantarme de mi
asiento. Mientras me empujaba más allá de las literas, oí los ronquidos de Rhys
mientras él estaba tomando una siesta vespertina. En la última litera antes del
dormitorio, me asomé por la cortina para ver a mi hermana Allison. Con
audífonos en sus orejas, estaba viendo algo de mierda de diseño de moda en
Youtube. En su regazo, tenía un cuaderno de dibujo. Me miró antes de quitarse
uno de sus auriculares.
—¿Me necesita Abby para los
gemelos?
Negué con la cabeza.
—Lo tengo.
Ella sonrió.
—Bueno.
—¡Jake! —llamó de nuevo
Abby.
Me estrellé a través de la
puerta del dormitorio donde encontré a Abby de pie delante de la cama.
—¿Sí nena? —pregunté.
Cuando se dio la vuelta,
conseguí un vistazo de los dos ocupantes en la cama. Érase una vez, mi viejo
dormitorio en el autobús de gira podría haber estado lleno de groupies
compitiendo por mí para escoger a una de ellas para rockear su mundo. Hoy en
día, estaba lleno de cosas de bebé. Vestidos en toallas azul y rosa con
capuchas, mi hijo e hija de siete meses me miraron desde su posición en la
cama. No pude evitar sonreír ante lo jodidamente lindos que se veían. La parte
superior de sus capuchas tenía una cara en ella con las orejas caídas.
—Mírense a ustedes dos monos
—dije, mientras me acercaba a la cama.
Sonrisas explotaron en sus
caras, mostrando los dos dientes inferiores que habían salido. El glorioso olor
de champú de bebé y crema llenó mis sentidos y calentó mi corazón. Aunque había
estado luchando con mi bloqueo de escritor, Abby había estado luchando su
propia batalla dando un baño a los gemelos.
—Perdón por interrumpir la
escritura, pero ¿te importaría ayudarme a vestirlos? —preguntó Abby.
Agachando la cabeza, llevé
mi boca a la suya. Después de un breve beso, sonreí.
—No me importa.
Ella me devolvió la sonrisa.
—Gracias.
Dado que Jax estaba cerca de
mí, me acerqué y lo puse en mis brazos.
—Mmm, estás todo fresco y
limpio. ¿Me pregunto cuánto tiempo durará? —le pregunté.
Me sopló un poco de
frambuesa, lo cual causó que Abby se riera.
—Dándome una respuesta
inteligente, ¿eh? Eres atrevido como tu madre —le contesté.
Jules chilló antes de chasquear
sus manos sobre el colchón. Cuando me encontré con su mirada, ella frunció sus
diminutas cejas hacia mí.
—¿Cuál es el problema,
niñita? ¿Te estás poniendo irritada porque estoy hablando con Jax y no contigo?
—Me agaché y besé sus mejillas. Ella balbuceó en aprecio de mi atención.
Abby me entregó el mameluco
para ponérselo a Jax.
—¿Así que estamos todavía
con lo de mañana por la noche? —preguntó, mientras alzaba el trasero de Jules
para ponerle un pañal.
—Por supuesto que lo
estamos. ¿Crees que me perdería pasar el Día de San Valentín con mi amada dama?
Ella se echó a reír.
—Solo sé que vamos a estar
bastante agotados después del show de esta noche.
Negué con la cabeza mientras
trabajaba para ponerle el pañal a Jax.
—No me importa si tenemos
que arrastrarte hasta el restaurante, te estoy llevando a algún lugar
romántico.
Abby se detuvo al instante
de poner el mameluco a Jules.
—Me acabo de dar cuenta que
será la primera vez que he estado lejos de ellos por la noche.
Cautelosamente, volví mi
atención de Jax hacia ella. Su barbilla temblaba un poco. Era lverdad que
nuestros gemelos estaban de siete meses, y no les había dejado durante ninguna
noche. Habían estado con nosotros en cada paso del camino una vez que salimos
de gira.
—Estará bien, ellos estarán
bien.
A pesar de que parecía menos
que convencida, se volteó y me dio una sonrisa tranquilizadora.
—Sé que lo estarán. Y por
mucho que lo odie, es el momento. Tengo que acostumbrarme a la idea de que
ellos estén lejos de nosotros.
—Si estás teniendo un tiempo
miserable y los extrañas, volveremos al autobús —dije, mientras le ponía el
mameluco a Jax.
—¿Y perder una noche en una
cama king sized en una habitación de hotel? Nunca —respondió ella.
Me reí.
—Así que, ¿la atracción no
es una noche de pasión salvaje conmigo sino llegar a dormir en una gran cama?
—Tal vez ambas —respondió,
con un guiño. Poniendo a Jules en su cadera, mientras caminaba por el lado de
la cama.
—¿Quieres acostarte con
nosotros? —preguntó Abby.
Me encogí de hombros.
—Claro. ¿Por qué no? No es
como que voy a conseguir algo terminado por ahí.
Después que Abby encendió la
televisión en una caricatura, me acosté en la cama. Inclinándome sobre Jax y
Jules quienes estaban acurrucados entre nosotros, le di un beso a Abby.
—Te amo, ángel.
—Te amo, también.
Concedí un beso en ambas
cabezas de los gemelos antes de tumbarme hacia abajo. No pasó mucho tiempo
antes de que los gemelos estuvieran dormidos, y Abby los siguió poco después.
Mientras observaba a las tres personas más importantes en mi vida dormitar en
la tierra de los sueños, mi pecho se sintió como que podría desbordarse con
amor. Un hombre como yo no merecía todo el amor que me habían dado o las
bendiciones que se habían depositado en mí. Mi esposa y mis hijos me dieron el
amor más puro que un hombre podría tener, amor incondicional.
Y allí, en la cama en el
dormitorio de atrás del autobús de gira, finalmente tuve mi epifanía escrita.
Mientras salía de la cama, traté de no despertar a nadie. Salí de la habitación
y me apresuré por el pasillo hasta la mesa. Una vez más, tomé mi lápiz y el
bloc de notas pero esta vez tenía un propósito.
Querida Abby,
Me he sentado durante muchos
meses mirando a una página de papel en blanco que debía llenar con palabras de
mi amor. He encontrado que es casi imposible tratar de expresar lo que siento
por ti. Como compositor, podría ser conocido por mi capacidad de expresar mis
emociones a través de las palabras, pero por el momento, encuentro que cada
palabra en el idioma Inglés es carente en su capacidad para expresarme hacia
ti. Pero hace un momento mientras los veía a ti y a nuestros hijos
durmiendo, todas las cosas que quería decir inundaron a través de mí. Mientras
se apretó mi pecho y mi corazón se sentía que se desbordaría, todas las
emociones y sentimientos que tengo para ustedes se dispararon a través de mí.
Intentaré lo mejor que puedo expresar mi amor.
No hace falta decir que eres
mi ángel salvador que llegó a las profundidades más oscuras de mi alma y me
salvó de la desesperación que amenazaba con consumirme. Tú eres mi esposa, la
mujer que tomó mi nombre y se ligó a mí para toda la vida en la arena de una
playa de la costa de México. Tú eres la madre de mis hijos, la luchadora
incansable que se negó a derrotarse para concebir a nuestros ángeles y traerlos
al mundo. Eres mi amante, la dadora y receptora del mayor placer que he
conocido. Eres mi mejor amiga, la magnífica y compasiva oyente que aguanta mi
lado sarcástico y mis cambios de humor de mierda. Eres mi alma gemela, la otra
mitad, sin la cual estaría incompleto. Mi pareja, la mitad que hace mis
melodías, ritmos y canciones completas.
Eres la música de mi corazón
y alma.
Con amor,
Jake
Owwww... Que romantico...
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